«Ni nos domaron, ni nos doblaron ni nos van a domesticar». Éste es el famoso lema de Marcelino Camacho, que falleció la madrugada de ayer a los 92 años en Madrid, y cuyas palabras reflejan la lucha por las libertades y la democracia que mantuvo el sindicalista, uno de los mayores referentes de la lucha política y social de la izquierda española, que pasó de ser un preso político en el franquismo a líder de Comisiones Obreras durante la primera década de la democracia. Camacho, que padecía una enfermedad grave, llevaba ingresado en un centro hospitalario desde el pasado día 26.
La capilla ardiente se instaló ayer en la sede de la Unión Sindical de Comisiones Obreras de Madrid a primeras horas de la mañana. Su féretro será trasladado hoy a la Puerta de Alcalá, donde, a las 12,30 horas se celebrará un acto de despedida y, posteriormente, a las 14,00 horas, será enterrado en el Cementerio Civil.
La Comisión Ejecutiva de la agrupación sindical lamentó, en un comunicado, la muerte de su primer secretario general, del que asegura que «contribuyó decisivamente a que CCOO sea hoy el sindicato más fuerte del país».
«Ha muerto Marcelino Camacho. El dirigente obrero y comunista, el representante más cualificado de los derechos de los trabajadores. Toda una vida dedicada a la causa de los más débiles, a la conquista de una sociedad más justa y solidaria», anunció la dirección de dicha agrupación.
La agrupación recordó cómo tanto en la guerra, en el exilio, en la dictadura y en la libertad el sindicalista «siempre luchó al lado de los trabajadores».
Marcelino Camacho fundó a finales de los 50, junto a otros sindicalistas, «las primeras comisiones obreras» y fue su primer secretario general, cargo que ocupó durante una década.
La federación destacó que el fallecido contribuyó «decisivamente a transformar el primer sindicato del país, y que lo modernizó y transformó, a partir de una apuesta decidida y valiente por la autonomía sindical, una emancipación que es la expresión de identidad más sólida de CCOO».
El dirigente obrero formó parte del grupo que fundó IU en 1985, organización a la que perteneció hasta el final de sus días.
CCOO resaltó que Camacho era un hombre «abierto, firme, coherente y defensor de un sindicalismo de presión-negociación», que desde hace muchos años simboliza la estrategia del movimiento sindical.
Nacido el 21 de enero de 1918 en Osma la Rasa (Soria), Marcelino Camacho Abad, hijo de un guarda agujas, se afilió al Partido Comunista de España (PCE) en 1935, cuando tenía 17 años, y durante la Guerra Civil combatió como voluntario del lado republicano.
Después de la contienda pasó varios años en la cárcel de donde salió en 1941. Tras pasar por varios campos de concentración regresó a España en 1957 como obrero metalúrgico, en su nuevo trabajo resultó elegido líder del comité de empresa e impulsó la creación de forma clandestina de Comisiones Obreras.
Ingresó en la prisión de Carabanchel en marzo de 1967, y cinco años después, tras estar fuera tres meses, volvió a la cárcel tras ser acusado de formar parte de la Comisión Coordinadora General de Comisiones Obreras.
El fiscal del Proceso 1001 solicitó para todos los acusados un total de 162 años de cárcel y por esta causa Marcelino Camacho fue condenado a 20 años, que el Tribunal Supremo redujo después a seis. El 30 de septiembre de 1975 salió de prisión con motivo del indulto real por la proclamación de Juan Carlos I como Rey de España.
Veintidós años más tarde, el dirigente sindicalista recibió la Medalla del Trabajo.
Su mayor legado.- La Comisión Ejecutiva de CCOO afirmó que Marcelino Camacho fue el representante «más cualificado» de los derechos de los trabajadores y subrayó que dedicó toda su vida «a la conquista de una sociedad más justa y solidaria», y que su mayor legado está asociado a «la creación» de la mencionada central sindical.
