El entrenador Manolo Preciado falleció ayer a los 54 años víctima de un infarto después de varios días aquejado de un virus y horas después de ser anunciado como nuevo técnico del Villarreal.
Preciado, cuyo fichaje por el Villarreal fue hecho público el pasado miércoles, iba a ser presentado hoy como nuevo entrenador del ‘submarino amarillo’ en su intento de regresar a la primera categoría del fútbol español.
Nacido el 28 de agosto de 1957 en la localidad de Astillero (Cantabria), se convirtió en la última década en uno de los entrenadores más carismáticos.
Como futbolista actuó de central y se formó en las categorías inferiores del Racing de Santander, para debutar con el primer equipo en la temporada 1977-78.
Con el cuadro montañés sufrió un descenso y luego disfrutó de un ascenso antes de cambiar de aires. Sucesivamente, jugó en Linares, Mallorca, Alavés y Ourense, para acabar su carrera en la Gimnástica de Torrelavega.
En los banquillos, inició su trayectoria en el Racing de Santander en la campaña 2002-03. Ese año ya dio muestras de su fuerte personalidad y presentó su dimisión tras la compra de la entidad por parte del magnate ucraniano Dmitry Piterman, ante la intención del polémico empresario de ejercer también de entrenador.
En el curso 2003-04 condujo al Levante a Primera. A pesar de ello, Preciado no continuó al frente del equipo y firmó por el Real Murcia, de Segunda, aunque fue destituido en la decimotercera jornada.
En la temporada 2005-06 regresó a la élite para tomar de nuevo las riendas del Racing de Santander. A falta de cuatro semanas para terminar la competición, presentó su dimisión al no verse capaz de salvar al equipo del descenso.
En 2006 acometió la mejor época de su carrera al firmar por el Sporting de Gijón para intentar el ascenso tras nueve temporadas militando en la categoría de plata.
Con el conjunto asturiano consiguió subir en la campaña 2007-08. Además, se ganó el ilimitado afecto de su hinchada y sus jugadores, convirtiéndose en un auténtico ídolo en la ciudad, por delante de los propios futbolistas.
A mediados de la recién acabada Liga, en su sexto año al frente del equipo, fue destituido, lo que provocó manifestaciones masivas de rechazo al despido entre la afición. También los jugadores de la escuadra asturiana salieron en defensa del entrenador, pero la decisión ya estaba tomada. Finalmente, el Sporting descendió con Javier Clemente en el banquillo.
Conocido por su fuerte temperamento y nobleza, consiguió que sus equipos practicaran un juego vistoso y atrevido a pesar de su modestia.
Durante los últimos meses que estuvo sin trabajar, Preciado se dedicó a visitar los entrenamientos de colegas como José Mourinho, con quien estuvo enfrentado, o Pep Guardiola, al que calificó como ‘dios’, para estudiar nuevos métodos de trabajo.
A nivel personal, su historia fue trágica. Preciado, viudo desde los 45 años, perdió a su mujer en 2002 a causa de un cáncer de piel. Además, dos años después y durante su etapa en el Murcia, su hijo de 15 años falleció a causa de un accidente de moto.
‘Mañana saldrá el sol’ fue el título que escogió para su biografía, publicada a finales de 2011. «La vida me ha golpeado fuerte. Podría haberme hecho vulnerable y acabar pegándome un tiro, o podría mirar al cielo y crecer. Prefiero la segunda opción», destacó Preciado, cuyo padre murió el año pasado en otro accidente.
Nada más conocer el fatal desenlace, todos los clubes quisieron transmitir sus condolencias a la familia del entrenador, y las redes sociales se llenaron de mensajes de agradecimiento a su labor en los equipos pequeños.
Incluso desde Gniewino, donde está concentrada la selección española para la disputa de la Eurocopa, la noticia cayó como una bomba, y Vicente del Bosque se mostró muy impactado. «Ha sido un golpe. Parece mentira que a una persona le pueda suceder tanto alrededor en tan poco tiempo. Te da una idea de lo poco que somos. Se va un hombre de fútbol, un luchador», añadió.
Además, los periodistas y representantes de los medios de comunicación que se encuentran en la concentración, guardaron un minuto de silencio en memoria de su repentino fallecimiento.
