En el ecuador del verano, la situación hidrológica en España es preocupante. La reserva hídrica de España se encuentra por debajo del 40 %, casi 20 puntos menos que la media de la última década.
Es por ello, que el Grupo Parlamentario VOX ha registrado una PNL (Proposición no de Ley) para promover la adopción de un Plan Nacional del Agua pensando en todos los españoles y fundamentalmente en los agricultores, que han visto cómo, por ejemplo, en la zona de la Axarquía malagueña han tenido que sacrificar sus cultivos de aguacates o mango con podas severas o arranque de los árboles para salvar el resto de la cosecha.
Pero VOX ya presentó allá por el mes de enero de 2020 una PNL que instaba al Gobierno a la realización de un PHN (Plan Hidrológico Nacional), cuya finalidad consistía en desarrollar un sistema nacional de suministros ordenado al bien común, que garantice la sostenibilidad de los recursos naturales y facilite una gestión eficiente del agua de todas las cuencas de forma integrada, con la previsión de transferencia entre ellas, incluyendo un banco nacional de agua y mercado que favorezca los intercambios de asignaciones entre usuarios.
La realidad es que mientras la zona norte del país mantiene unas reservas hídricas cercanas al 80 %, las cuencas del Guadiana, el Guadalquivir y Guadalete-Barbate se encuentran a menos del 26,7 %, 25, 6% y 29% respectivamente, siendo el agua un bien de todos y no de cada Comunidad Autónoma, por lo que es necesario que se desarrolle un PHN que devuelva al Estado sus competencias y blinde la Constitución frente a la injerencias políticas en las distintas Comunidades Autónomas, ya que el interés localista o partidista está contaminando políticamente la gestión del agua, sobre todo, la que discurre por más de una región. Ello ha derivado en una maraña normativa con múltiples leyes de aguas y 17 administraciones hidráulicas diferentes que hacen que el reparto no corresponda a criterios técnicos y que, en algunos casos, vulnere la Carta Magna sin que se persiga el bien común como objetivo prioritario.
Un ejemplo más de cómo el bipartidismo sigue sólo sus propios intereses y no el de los españoles, es el que tiene que ver con el trasvase del Ebro. Un proyecto que se encontraba presente en los planes hidrológicos de la II República con el PSOE y también, junto a otros trasvases, en PHN de 1993 del Gobierno de Felipe González.
Ya en el 2001 el Gobierno de José María Aznar aprobó en el marco de un PHN el proyecto del trasvase del Ebro con el objetivo de abastecer de agua el este y el sur de la Península Ibérica.
Pero en el año 2004 con el cambio gubernamental y la elección de el socialista Rodríguez Zapatero, dicho proyecto se suspendió y fue derogado en los primeros 100 días de Gobierno por las imposiciones de Esquerra Republicana y otros grupos políticos a cambio de su investidura.
Después sobre esta situación Mariano Rajoy en febrero 2008 se pronunciaría sobre este asunto manifestando que: “Habrá trasvase del Ebro”, pero después a su llegada al Gobierno en 2011 cambiaría de opinión: “El trasvase del Ebro no figurará en nuestro programa”, debido a que la presidenta de Aragón en ese momento, Luisa Fernanda Rudi (PP), con el apoyo del PAR vetaba el proyecto del trasvase del Ebro.
Hoy son muchas las tierras de España que tienen sed. Los trigos (el cereal), los pastos, los árboles frutales y maderables… necesitan agua.
Los españoles necesitan también agua y este Gobierno no planea satisfacer esta demanda básica. Pareciera que la ruina a la que Sánchez y sus socios han condenado a los españoles también pasa por recuperar las procesiones rogativas en las que se pedía lluvia, las antiguas “ad petendam pluviam”.
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Diputado Nacional de VOX por Segovia
