Con 3.000 radares fijos y móviles, distribuidos a lo largo y ancho del territorio nacional, o casi, España es el quinto país de Europa con mayor número de puntos de control de esta clase, solo por detrás de Italia, Reino Unido, Alemania y Francia. Hablamos de un radar cada 50 kilómetros, y esto sin incluir puntos de control similares en las comunidades autónomas del País Vasco, Cataluña y Navarra, cuyos gobiernos se ocupan directamente de los manejos relacionados con calles, carreteras y autopistas, sin intervención de la DGT.
Con semejante despliegue, no es de extrañar que más de un 60% de las infracciones y multas que se producen anualmente estén directamente relacionadas con estos equipos. Estos dispositivos realizan una labor preventiva importante, al mantener a raya las ansias de velocidad de muchísimos conductores, y evitar de este modo numerosos accidentes. Aunque también es cierto que hay algunos radares y puntos de control colocados de manera tal que parecieran pensados para hacer caer a los conductores que vienen algo distraídos y no se han dado cuenta de que hubo un cambio en el límite de velocidad.
Un secreto a voces, o cómo detectar los radares en pórticos
La información en torno a los radares fijos no es ningún secreto y se puede conocer su localización accediendo al portal electrónico de la DGT, o utilizando alguna de las numerosas aplicaciones y plataformas que avisan a los conductores, usando la información oficial de la DGT o la que proporcionan otros conductores en tiempo real, sobre la posición de radares fijos y móviles. Pero si no cuentas con esta información, existe otra manera de saber si nos aproximamos a un tramo de carretera o autopista donde puede haber un radar o una cámara oculta, y es prestando atención a los pórticos que sirven de soporte a los paneles y carteles con mensajes y otras informaciones.
Se trata de un secreto revelado ya hace algún tiempo por operarios de la DGT, que se encargan de hacer mantenimiento a estos equipos. Los radares que están colocados en pórticos, detrás de los carteles o paneles, utilizan una serie de equipos que requieren de mantenimiento. En la mayoría de las ocasiones, para poder llevar a cabo este servicio los operadores utilizan una escalera que se apoya en una de las columnas que sirven de soporte a los carteles.
Si conseguimos ver con cierta anticipación que el pórtico tiene una escalerilla de servicio, adosada a alguna de las columnas, podemos asumir que vamos a entrar en un tramo controlado por radar, y bajar la velocidad para evitar activarlo.
Los controles y el exceso de velocidad
No es una noticia agradable para la DGT, aunque hay que insistir con el hecho de que la posición de estos radares no es un secreto, y a menudo o casi siempre hay avisos indicando que estamos entrando a una zona controlada por radar. En realidad, el problema puede presentarse cuando nos topamos con un tramo vial donde el límite de velocidad se reduce, sin motivo aparente. Este cambio que puede tomarnos por sorpresa, viene acompañado con un punto de control que no detectamos a tiempo. En estos casos, conocer el truco de la escalerilla puede evitarnos la posible infracción.
La presión con los puntos de control fijos y móviles va a continuar porque la DGT ha podido constatar un crecimiento en el número de accidentes de tráfico con víctimas mortales. Se sabe que uno de cada cinco accidentes está directamente relacionado con el exceso de velocidad.
El objetivo de la DGT al establecer estos controles no es fastidiar la vida de los conductores o recaudar más a través de las multas, sino reducir el número de accidentes y hacer de las carreteras y autopistas espacios más seguros para todos.
