La humedad en las ventanas, tanto en los cristales como en los marcos y producto de la condensación, a menudo se extiende a las paredes y puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza.
Por lo general, lo asumimos como un problema típico del invierno, pero no es raro que también aparezca en cuanto bajan las temperaturas un poco, en primavera y otoño. Sobre todo si vivimos en pisos o casas que ya tienen un buen número de años, que es donde hay mayores fugas de calor y problemas derivados de la presencia de puntos húmedos en algunos sitios de nuestra vivienda.
¿Por qué se produce la condensación en las ventanas?
El problema con la presencia de gotas de humedad es menos común en las viviendas modernas, donde existen sistemas de doble cristal, o no hay fugas y filtraciones en los marcos.
Las gotas son producto de la condensación, un fenómeno que se presenta cuando la temperatura del espacio interior, como las habitaciones o la cocina, es más alta que la del exterior. Una situación que es más común durante la estación invernal, aunque pueda presentarse en otras épocas del año.
La humedad en las ventanas puede terminar afectando el marco e incluso las paredes, y las posibles soluciones a este problema incluyen cambiar las ventanas por unas más modernas. Así como localizar y sellar las fugas y filtraciones y los puntos de humedad, o utilizar un deshumidificador en los espacios donde sean más evidentes los efectos de la condensación.
Un truco casero y barato
Si hay mucha humedad en la habitación, y no tenemos un deshumidificador, la solución más rápida es airear la habitación, y para eliminar la capa de humedad existe un truco casero y sumamente económico. Entre otras cosas, porque se hace con productos y utensilios que normalmente se tiene en casa.
El truco consiste en limpiar primero todo el cristal con alcohol o con el limpiacristales que solemos utilizar, y dejar que se seque. Mientras, llenar un recipiente con un litro de agua, agregar dos cucharadas soperas de producto lavavajillas y una cucharadita de glicerina líquida, y mezclar todo.
Sumergir en esta preparación un paño de microfibra, escurrir bien y luego pasarlo por toda la superficie del cristal de la ventana. Esta acción hará que las gotitas producto de la condensación desaparezcan de inmediato, y que además el cristal quede excepcionalmente brillante.
Se puede repetir la operación con otras ventanas, aunque no esté presente la humedad, para aprovechar el líquido, y de este modo se puede prevenir la aparición de manchas de humedad en los marcos y en las paredes próximas a las ventanas.
Otros trucos caseros para eliminar la humedad en las ventanas
Otra manera de no tener que eliminar la humedad presente en las ventanas todas las mañanas, sobre todo en otoño e invierno, es colocar en el alféizar un recipiente lleno hasta la mitad con sal. No hace falta una sal especial, sino la que utilizas habitualmente en la cocina.
La sal, gracias a sus propiedades higroscópicas (la capacidad para extraer humedad del aire), puede reducir sensiblemente los efectos de la condensación. Si la ventana no cuenta con alféizar se puede poner la sal en una malla y colgarla del asa o de una de las bisagras, para que cumpla con su función.
A medida que la sal absorba la humedad del aire se irá poniendo más compacta, hasta que ya no pueda absorber más. Esta sal se debe desechar y reemplazar por sal seca.
Tanto la glicerina líquida, como el lavaplatos y la sal, están presentes en todas las cocinas españolas, o en el mercado más cercano.
