La cerveza es una bebida muy popular en España y forma parte de la cultura gastronómica y social del país. Su consumo es habitual en reuniones, terrazas, bares y fiestas. Se ha convertido en un elemento esencial del ocio y de la vida cotidiana.
Es una escena común en los españoles que cuando se regresan a casa después de un día intenso de trabajo, la persona se tome una cerveza para relajarse y disfrutar de esas horas en el hogar.
El auge de la cerveza se debe a su versatilidad y a su capacidad de adaptarse a una gran variedad de platos y de situaciones. Además, su precio accesible y una amplia diversidad que hace posible elegir la preferida, han impulsado el consumo.
Como alternativa a la cerveza tradicional, principalmente en respuesta a las restricciones legales con respecto al alcohol, surgió la cerveza sin alcohol. Las cerveceras encontraron en este producto una forma de captar a ese público amigo de esta bebida que estuvo dispuesto a aceptar la ausencia de alcohol, para no renunciar al placer de beber una cerveza.
También es una opción para personas que por razones de salud o de elección de estilo de vida, prefieren reducir su ingesta de alcohol. Al mismo tiempo eligen mantener su vínculo con la cerveza, que se vive como enlace para la integración. Tomar una cerveza con o sin alcohol es sentirse parte de un grupo. Y eso también mueve las voluntades.
¿Por qué hay profesionales de la salud que recomiendan moderación con la cerveza sin alcohol?
No existe la bebida perfecta, esa es la realidad. Eso demuestran las explicaciones de la nutricionista Isabel Raya. En sus publicaciones en las redes sociales la profesional advierte sobre ciertos riesgos que implica beber sin control cerveza sin alcohol.
Es cierto que esta cerveza sin alcohol no marcará presencia de alcohol en un control de alcoholemia. También es cierto que no afectará la capacidad para pensar, para conducir vehículos o para actuar. Pero si bien proporciona estos son beneficios, también puede tener consecuencias negativas para la salud.
En la fabricación de cerveza sin alcohol se sigue un proceso similar al de la cerveza tradicional. Pero se elimina el alcohol, ya sea por evaporación o por filtración que separa el alcohol del resto del líquido, como la ósmosis inversa. También se usan levaduras especiales que generan muy poco alcohol desde el inicio del proceso.
Exceso de azúcares
Sin embargo, para ajustar su composición y recuperar pérdidas de aroma y sabor, se añaden azúcares, extractos de lúpulo y se realizan procesos de carbonatación. Y aquí está el problema.
Las cervezas sin alcohol aportan altos niveles de carbohidratos que aumentan los azúcares en sangre, ya que los niveles de azúcar son mayores que en las que contienen alcohol.
La nutricionista presenta un ejemplo muy claro que permite entender estos riesgos de consumir exceso de cerveza sin alcohol. Cuando bebe una lata de cerveza sin alcohol 33 centilitros, la persona está consumiendo más de 11 gramos de azúcar, que equivalen a tres cucharaditas.
Por lo tanto, probablemente la persona experimente un aumento de peso, inflamación y alteraciones en otras condiciones metabólicas.
¿Implica esto que no se debe tomar cerveza sin alcohol? La decisión depende de cada persona, de su situación y su estado de salud. Lo importante es tener conciencia de los riesgos con respecto a los carbohidratos.
Beber periódicamente cerveza sin alcohol, porque se prefiere más que otras opciones, no es problemático. Pero hay que ser consciente de que no es una bebida saludable como para beber sin límites.
Su consumo debe ser moderado, en el marco de un estilo de vida saludable que integre actividad física. Lo importante es evitar el exceso.