Hay textiles con los que estamos en contacto a diario y con los que deberíamos ser más cuidadosos, pero de algún modo la costumbre hace que actuemos de forma despreocupada. Nos referimos a las sábanas sobre las que descansamos y nos cubrimos como mínimo 8 horas cada día, y a las que no préstamos la debida atención.
A diario las sacudimos, doblamos y cubrimos con cobertores o cubrecamas (si hay algún adulto por los alrededores), pero podemos usarlas dos y hasta 3 semanas antes de lavarlas y reemplazarlas. Es un hábito que tenemos que cambiar, por razones de higiene y salud.
La vida salvaje justo donde dormimos
Dos profesionales nos explican lo que sucede en nuestras sábanas cuando no las lavamos regularmente: Lucía García López, profesora de microbiología general e inmunología de la Universidad Europea de Valencia, y Gracia del Río Piñero, especialista en dermatología médico-quirúrgica y venereología del hospital Vithas Sevilla.
La primera afirma que “a menudo pasamos por alto la frecuencia con la que debemos lavar las sábanas y toallas, pero hacerlo con la regularidad adecuada no es solo cuestión de limpieza, sino también de salud”.
Y agrega: “las sábanas pueden acumular bacterias, hongos, virus, células muertas, sudor y residuos de productos cosméticos o corporales”.
Y aquí es donde viene el inventario de la microfauna que podemos encontrar entre sábanas, de los labios de Gracia del Río Piñero, que habla de diferentes tipos de ácaros:
“Siendo los más comunes los ácaros del polvo Dermatophagoides farinae, Demodex folliculorum y Sarcoptes scabiei que se alimentan de células muertas de la piel y se reproducen mejor en ambientes cálidos y húmedos”.
Cuál es el tiempo máximo para cambiar las sábanas
Puede depender de diferentes factores, como el tipo de trabajo que realizamos, nuestros hábitos de higiene personal y otros aspectos de nuestro cuerpo (si sufrimos o no de sudoración excesiva, por ejemplo), o de nuestra vida cotidiana.
En condiciones normales, si nosotros y la persona que comparte nuestra cama no tenemos ningún problema de salud, podemos esperar hasta 10 días para cambiar las sábanas, aunque la recomendación es hacerlo una vez a la semana.
El paso de las sábanas por la lavadora y la secadora y el uso de detergentes y desinfectantes elimina la presencia de ácaros, virus y bacterias, y los residuos orgánicos de los que se alimentan.
La frecuencia debe ser mayor en el caso de bebés o de personas enfermas que pasen mucho tiempo en cama. También hay que considerar las estaciones: las sábanas se deben cambiar con mayor regularidad durante el verano que en las restantes estaciones.
En condiciones normales, no es necesario cambiar las sábanas todos los días o cada dos o tres días, pues no hará mayor diferencia que hacerlo una vez a la semana, y lo que puede hacer es que las sábanas se deterioren más rápido.
Problemas de salud que puede traer no cambiar las sábanas con frecuencia
Respecto a los problemas de salud que esto puede acarrear, la profesora García López declara: “La acumulación de ácaros del polvo y sus alérgenos en las sábanas aumenta el riesgo de reacciones alérgicas y crisis asmáticas, especialmente en personas sensibles o con antecedentes de asma”.
Es posible que prosperen algunas bacterias, como Clostridium difficile, que pueden “contribuir a infecciones cutáneas y gastrointestinales. Además, en ambientes donde se comparten camas o la higiene personal es deficiente, se favorece la aparición de infecciones de la piel como la tiña y otras afecciones dermatológicas”.
A todo esto, la doctora Del río Piñero agrega también “el empeoramiento de rosácea blefaritis, de foliculitis, de pitiriasis capitis y de sarna, que ha aumentado su incidencia en la población”.
