La inflación es el verdadero fantasma que recorre la tercera década del siglo XXI, gracias a factores como la pandemia, el aumento de los costes energéticos y la invasión de Ucrania, entre otros. Factores que han debilitado el valor de los salarios y ha obligado a muchísimos españoles a cambiar algunas de sus costumbres más queridas.
Uno de estos hábitos era el de comer en bares y restaurantes para no alejarnos demasiado de la oficina, y como una manera de compartir con los compañeros. Costumbre que, debido a los precios, se está viendo desplazada por una nueva práctica que incorpora a los supermercados en esta ecuación.
¿Vamos a comer al supermercado?
En julio de este año, casi siete millones de personas en España comieron o compraron comida lista para llevar en las cafeterías o “mercaurantes” de las grandes cadenas de supermercados. De este número, cerca de 1,3 millones se quedaron a comer en el supermercado, el doble del número de clientes en julio de 2024.
Estos datos fueron publicados en Efeagro y pertenecen a Numerator Worldpanel, una plataforma especializada en información sobre consumidores, marcas y tendencias. Informes que revelan que cada vez son más los españoles que eligen como comida “fuera de casa” la que ofrecen los supermercados. Aunque aumentó el número de comensales en los supermercados, la comida para llevar sigue siendo el sector más importante, según este estudio: un 31% de la comida lista que se compra es para comer en casa y un 16% para consumir en el trabajo.
La importancia que ha cobrado este sector está llevando a muchos supermercados a ampliar y mejorar la oferta de platos elaborados y espacios en los locales para consumirlos cómodamente. Cadenas como Mercadona y Alcampo lo han convertido en parte importante de su estrategia de venta, aunque no se trate de una novedad, pues desde hace años los grandes supermercados ofrecen este servicio.
Una tendencia que va a seguir creciendo en lo relacionado a las comidas
No es solo que la comida resulte más barata que comer en bares y restaurantes, también tiene que ver con el tiempo. Según Numerator Worldpanel, que ha hecho el estudio junto con Promarca, un 47% de los españoles considera que no tiene suficiente tiempo disponible como para hacer una comida con calma.
Estos ciudadanos en vez de cocinar o preparar una comida prefieren comprarla ya preparada, generalmente para llevarla a casa o la oficina, aunque sean cada vez más los que prefieren comer directamente en el restaurante del supermercado. Por otro lado, un 25% de las personas consultadas que eligen esta clase de comida lo hacen por pura conveniencia, dándole más importancia a este aspecto que a comer sano (18%), o hacerlo de forma placentera (22,6%).
Según Fernando Fernández, presidente de Promarca, la Asociación Española de Empresas de Marcas Líderes de Gran Consumo, de este estudio se desprende que “el consumidor actual ya no busca únicamente sabor, calidad o sostenibilidad; también exige eficiencia, practicidad y productos que encajen con su ritmo de vida”.
En los años 80 del siglo pasado surgió un movimiento en Italia, que luego pasó a Francia y posteriormente se extendió por buena parte del mundo, conocido como slow food, que promovía los sabores locales, la comida saludable y tomarse tiempo para comer. Ahora podríamos estar viviendo una tendencia que va en sentido contrario y que apuesta por una comida bien hecha, pero ya lista para comer, en casa, en la oficina o en la cafetería del supermercado.
Es una carrera entre las grandes cadenas de supermercados, donde seguramente ganarán aquellas que ofrezcan los platos preparados de mejor calidad por un menor precio.