Internet se expandió de tal manera, y ha cambiado tanto nuestra forma de ver y de comunicarnos con el mundo, que da la impresión de siempre haber estado allí. Su llegada, hace poco más de tres décadas, acabó con todo y prácticamente sepultó otras formas de comunicación e información que dominaban el espacio radioeléctrico. Sin embargo, hay algunas formas de tecnología que han sobrevivido milagrosamente.
El teletexto es uno de estos sobrevivientes. Concebido en los años 70, fue un medio popular para transmitir noticias, resultados deportivos, anuncios y avisos urgentes. Fue rápidamente opacado por la llegada de internet y las nuevas tecnologías de comunicación, aunque no desapareció del todo, y actualmente parece vivir un nuevo renacimiento en un lugar insólito: el de las prisiones españolas.
La prohibición del teletexto en las prisiones
El teletexto fue desarrollado en los años 70 por el británico John Adams, y su uso fue popularizado por la BBC durante esa década.
A España llegó de la mano de TVE en 1988, y se considera un precursor bastante primitivo de varios servicios que actualmente ofrece la web, como consultas de información y mensajería.
El teletexto de RTVE continúa funcionando y no ha dejado de ser efectivo en espacios donde el acceso a internet y otras tecnologías modernas de comunicación está sumamente restringido y controlado, como es el caso de las prisiones.
En los centros penitenciarios españoles, como en otras partes del mundo, los móviles están prohibidos y el acceso a internet limitado y controlado, por lo que algunos presos que querían mantener contacto con el exterior usaban servicios aparentemente más primitivos, pero eficaces, como el teletexto.
Los detenidos modifican anuncios y contactos para enviar y recibir mensajes, y mantener el contacto con el exterior, y este sistema no se descubrió o no quedó expuesto ante la opinión pública hasta 2020.
En ese momento se reveló que varios presos de la prisión A Lama, Pontevedra, utilizaban este medio para acordar horarios y pasar y recibir información utilizando claves y códigos como los que se usaban en los antiguos chats.
Finalmente, las autoridades penitenciarias se dieron cuenta y bloquearon el teletexto en los televisores que se encuentran en las celdas o en las áreas comunes de las prisiones.
La lucha por bloquear el teletexto en las prisiones
No ha sido fácil, en algunas prisiones los prisioneros pueden adquirir televisores para uso particular y en estos se mantenía el acceso al teletexto.
La solución adoptada por las autoridades penitenciarias ha sido bloquear directamente las funciones de conectividad e interactividad de los televisores. Esta cuestión ha generado protestas y procedimientos judiciales, pues hay quienes consideran que se están violando derechos de las personas detenidas.
Las medidas cuentan con el respaldo de la Audiencia Nacional, aunque en algunos casos se ha pedido que se apliquen con sensatez, para no bloquear también el acceso al menú de configuración del televisor, con lo que podrían estar inutilizando algunos usos de este equipo, y afectando a reclusos que quieren disfrutar de él de forma legítima.
Con los rápidos avances que se han producido en internet y en las telecomunicaciones en general se ha hecho cada vez más difícil controlar, en todo el mundo, la información que entra y sale de las prisiones.
Esto permite que muchos jefes de bandas y otros delincuentes continúen dirigiendo operaciones o directamente cometiendo delitos desde sus celdas.
Es un verdadero desafío para las autoridades, pues se trata de hacer que los objetivos de los centros penitenciarios se cumplan, como el de aislar a los reclusos del resto de la sociedad y evitar que sigan cometiendo delitos, sin por ello violentar sus derechos humanos.
