Cuando los españoles se enteraron de que Suiza había impuesto una multa de 95.000 por una infracción de tráfico, se generaron opiniones muy diferentes. Al principio, muchos creyeron que había un error en la prensa y se olvidaron del asunto. Algunos lo entendieron como una muestra más de la obsesión de los suizos por el orden y la precisión. Y hubo también muchos que comenzaron a pensar que a España también le hace falta un sistema similar, más equitativo y justo.
Suiza es reconocida internacionalmente por su precisión y su estricta aplicación de la ley. Las multas de tráfico se aplican con rigor absoluto, y no hay lugar para medias tintas. Las sanciones son severas y suelen asombrar a los que no viven en ese país. Existen grandes diferencias en las cuantías dispuestas como castigo a las infracciones en el tráfico, incluso en las que en otros países se consideran menores.
¿Cómo es el sistema de las multas en Suiza?
A diferencia de lo que ocurre en España, en Suiza las multas no son fijas. Es decir, que por la misma infracción dos ciudadanos pueden pagar diferentes multas. Las cuantías responden al principio de la proporcionalidad económica. Cuando la infracción supera ciertos umbrales de gravedad definidos por la ley, el sistema suizo usa una fórmula que considera los ingresos del infractor. Si el caso está en el ámbito legal, este factor se combina con el número de días de multa establecidos por el juez. Con este sistema, el infractor que tiene más paga más.
Este sistema se basa en el principio de la significatividad. Una multa de 1000 francos puede ser insignificante para una persona con ingresos muy altos. En cambio, le desajusta el presupuesto a alguien con recursos limitados. Las autoridades explican que esta significatividad de las multas es importante para que cumplan su función de disuadir en todos los niveles sociales. De esta manera, la ley se propone un efecto disuasorio equivalente para todos los ciudadanos.
Para Suiza, el sistema proporcional de las sanciones hace real la igualdad de la ley para todos los ciudadanos, al evitar que los económicamente solventes infrinjan las normas sin consecuencias reales.
Un conductor recibió una multa de 95.000 euros por un control de radar
En el mes de agosto, un conductor suizo fue captado por un radar circulando a 77 km/h en una zona limitada a 50 km/h. Si pensamos en España, la multa por esa infracción habría sido de unos 300 euros. Pero el suizo tuvo que pagar 90.000 francos suizos, equivalentes a 95.000 euros. La cuantía se debió a que se trataba de un conductor muy adinerado. El millonario tenía antecedentes en infracciones y multas. En el 2017 tuvo que pagar 60.000 francos, unos 63.000 euros, por otra infracción similar.
Existen ejemplos similares en Finlandia, otro de los países muy estrictos en los controles de tráfico. Este país tiene un sistema de multas similar al suizo. Las cuantías que pagan los infractores son proporcionales a los ingresos. En Finlandia, el empresario Anders Wiklöf fue castigado con 212.000 euros de multa por superar la velocidad límite en 32 km/h.
¿Qué se dice de aplicar el modelo suizo a España?
Sumar ha presentado un proyecto legislativo para aplicar el sistema suizo y finlandés para las sanciones por infracciones de tráfico. En el texto de la propuesta se dice que las multas podrían reducirse hasta un 30% para personas con ingresos bajos y aumentar hasta un 500% para quienes superen los 100.000 euros anuales.
La propuesta de Sumar ha generado reacciones antagónicas. Frente a los que defienden el sistema, los juristas conservadores, las asociaciones de automovilísticas y otros partidos de oposición advierten que se vulnera el principio de igualdad ante la ley. Además, consideran que se abre una puerta a las arbitrariedades administrativas.
La gran pregunta es si el derecho español y la infraestructura administrativa está preparada para incorporar estos criterios y generar el sistema para calcular las sanciones.
