La sección de snacks en tiendas y supermercados no ha dejado de crecer en las últimas décadas. Cada vez hay una mayor variedad de productos creados para aliviar esos accesos de hambre que tenemos entre comidas, para llevar a paseos o tenerlos a mano para merendar, o para acompañar bebidas e infusiones. La primera gran división en esta gran variedad de productos está entre aquellos que son saludables y aquellos que contienen demasiada sal, demasiada azúcar o ingredientes químicos que a la larga pueden afectar nuestra salud. Es esta una división que no siempre es muy clara, pero que tampoco es difícil de hacer.
No todo lo “Eco” o “Light” es saludable
En los últimos años, la industria alimenticia ha comprendido que los consumidores están cada vez más preocupados por su salud, y que hay un mayor deseo y voluntad por comer mejor y por distanciarse de alimentos procesados, que son deliciosos, pero claramente nocivos para la salud. Hablamos de las patatas fritas, los triángulos de maíz tostado y otras preparaciones que toman como base el maíz, torreznos y otros productos con exceso de sal, azúcar, grasas y otros ingredientes naturales y químicos que se sabe desde hace tiempo que su consumo frecuente puede dañar irreparablemente nuestro organismo, si no ganamos conciencia.
Para diferenciarse de estos productos, han surgido otros que, en teoría, son más saludables y nutritivos, que se venden como snacks “light”, “healthy” o “sin azúcares añadidos” o “100% natural”. Lo cierto es que detrás de todas estas etiquetas puede haber otro alimento ultraprocesado, con alto contenido de azúcares, elaborado con aceites de baja calidad, con una gran cantidad de aditivos y colorantes, y sin ningún valor nutricional.
Cómo identificar un snack saludable de otro que no lo es
Es importante, cuando vamos a comprar un alimento procesado, revisar los ingredientes y la tabla nutricional que generalmente deben estar presentes. No todo alimento procesado es poco saludable, existen diferentes vegetales y frutas que se venden cortadas y congeladas que conservan sus propiedades. El problema se presenta con los alimentos ultraprocesados.
¿Cómo diferenciar los buenos de los malos? La respuesta es bastante sencilla, separar los alimentos reales de aquellos con “sabor a”, y que por lo general son resultado de mezclar grasas, sal y azúcar con colorantes, polvos químicos y saborizantes. El hecho de que se identifiquen como naturales no los convierte en saludables, cuando traen demasiada sal, por ejemplo. Igualmente, el hecho de que en vez de azúcar blanca lleven fructosa o jarabe de agave tampoco los hace menos peligrosos para las personas que deben regular el consumo de azúcares.
Snacks saludables
La mejor alternativa es optar por alimentos reales para calmar los antojos entre comidas: frutas, frutos secos sin sal, palomitas hechas en casa, controlando nosotros el contenido de sal y la cantidad y calidad del aceite. Hay que preparar chips de verduras, o consumir snacks tradicionales como el jamón ibérico, sin exagerar, y sin convertirlo en un hábito diario.
Si logramos establecer una dieta diaria saludable, no importará que de vez en cuando tengamos prevista una escapada y disfrutemos de una buena hamburguesa acompañada con patatas fritas, o de uno de esos dulces o pastas que rebosan de azúcar.
Pero es importante que esto no se vuelva un hábito, y recordar que los snacks poco saludables no solo no aportan nutrientes y en cambio sí elementos nocivos para la salud, también sustituyen alimentos saludables que pueden saciarnos y alimentarnos de verdad. Es decir, que no solo son poco saludables por comerlos, también por lo que dejamos de comer.