Todos hemos visto a esa señora que, en la sección de frutas, se acerca al estante donde reposan los melones, toma uno, le da unas palmaditas y lo devuelve con los demás, y repite la operación hasta conseguir el que la satisfaga, que es el único melón que está listo para comer. Nosotros no tenemos la menor idea de cómo lo hace.
En las redes podemos encontrar diversos trucos y teorías sobre cómo seleccionar el melón perfecto, y se habla de melones machos y hembras, de la atención que debemos prestar al diseño de las rayas en la corteza, y ni hablar de las palmaditas ni del oído musical para saber que la fruta está buena. Pues hay otra manera.
Así se sabe si un melón está bueno
Es importante saber que en los supermercados y fruterías que reciben sus productos de proveedores certificados no conseguiremos melones “malos”. Los frutos que vamos a encontrar son de buena calidad, y solo es probable que unos estén un poco más maduros que otros, aunque generalmente son parte de un mismo lote.
Los frutos que llegan a los locales comerciales, aunque esto no es del todo cierto cuando se trata de producción local y de pequeños mercados, pasan por un proceso de revisión y selección previo, que puede incluir catas, para determinar si están listos para comercializarse. Entonces, ¿qué es lo que debemos ver cuando estamos ante la mesa de frutas? Que el melón no tenga golpes o abolladuras producidos durante su traslado, o que no presente grietas u olores raros, pues existe la posibilidad de que el vendedor haya mezclado melones viejos con otros más frescos.
Si es así, no debemos volver a comprar frutas en ese local o supermercado y buscar uno en el que podamos confiar en la buena fe del frutero. Es aconsejable comprar en sitios donde el melón tenga buen aspecto, esté bien colocado y debidamente etiquetado, se conserve lejos de la luz del sol y apartado de otras frutas.
Esto es así porque hay frutas que al madurar liberan gases, como el etileno, que pueden acelerar la maduración de otras que estén cerca o con las que estén en contacto. Pasa con los plátanos y las manzanas. Siempre es posible que nos topemos con un melón en malas condiciones, debido a factores que están fuera del alcance del productor, como el transporte o una mala manipulación en los comercios.
Si esto sucede más de una vez en un mismo comercio, probablemente sea hora de buscar otro lugar para comprar frutas.
Otros trucos para escoger un buen melón
Dicho lo anterior, si vamos a comprar melón en un mercado popular o en un puesto callejero, o estamos de vacaciones y no conocemos los comercios locales, hay varios elementos que pueden ayudarnos a elegir un buen melón:
- El color. Si el melón está demasiado verde es posible que no esté listo para comer, y si está demasiado amarillo quizás ya esté pasado. Hay que buscar un melón que todavía tenga algunos puntos verdes y manchas amarillas.
- Usar el tacto. Si al presionar suavemente en sus extremos se siente blando es probable que ya esté listo para comer. Si se nos hunde un dedo es probable que tengamos que comprarlo, pero no estará bueno.
- Usar el olfato. Si al oler el extremo del melón sentimos un olor dulce, afrutado, es probable que el melón esté listo.
- Presencia de grietas. Si tiene algunas grietas en los polos y a lo largo es probable que la fruta esté buena, pero si tiene demasiadas es casi seguro que el melón estará pasado.
- Y por último, el viejo truco del golpecito. Si al golpearlo suena hueco y vibra, seguro que está bueno; pero si suena duro es probable que todavía esté verde. Y si acierta, es probable que usted sea la señora de la que hablamos al principio.
