Los ciudadanos que contribuyen al reciclaje de materiales descartados cumplen una función muy importante para la sostenibilidad ambiental. Constituyen un enlace imprescindible para la economía circular del mundo. Recuperan recursos, clasificando materiales útiles para que no caigan en vertederos o incineradoras. Con ello evitan la contaminación del suelo y contribuyen a reducir la necesidad de producir nuevos materiales. También ayudan a mitigar el cambio climático.
¿Qué ganan los recolectores de materiales descartados?
Con una mirada desde la economía, transforman residuos en productos que tienen valor comercial. Igualmente contribuyen a disminuir costes de los municipios, pues reducen el volumen de residuos que los servicios públicos deben gestionar. Además de contribuir a la preservación de la Tierra, la tarea de los recolectores de materiales descartados es una fuente de ingresos. Aunque en condiciones de precariedad, se ha transformado en un trabajo para muchas personas desocupadas y en un ingreso extra para algunas familias.
Islandia mantiene un sistema de reciclaje desde hace décadas
Para que la recolección de materiales descartados será realmente eficaz y tenga buen impacto en la sociedad, es necesario que los gobiernos la acompañen y estimulen. Con este objetivo, Islandia ha establecido un sistema de reciclaje basado en el depósito y devolución. El funcionamiento es simple: cada botella o lata tiene un valor que depende del tamaño y tipo del envase.
Los consumidores depositan estos envases vacíos en máquinas automáticas situadas en puntos estratégicos, como supermercados. Las máquinas clasifican, cuentan y almacenan estos materiales. Entregan un recibo a quien los depositó. Si la máquina es automática, este recibo tiene el importe que se le pagará.
Si no es automática, en el recibo figura el número de envases depositado y más adelante se le comunica el importe correspondiente. Después en la caja correspondiente se cobra el dinero o se usa el ticket como forma de pago. Este sistema ha logrado una tasa de retorno muy alta, que llega al 90%. Además de fomentar la sostenibilidad del ambiente, muchos jóvenes, estudiantes y personas desocupadas consiguen un ingreso extra recolectando latas y botellas.
Para los islandeses ya es un hábito que cumplen naturalmente. Para los visitantes es un factor de admiración y de cierta envidia, al ver cuánto logran.
La experiencia de Marc con las latas en Islandia
Marc decidió probar personalmente el sistema de recuperación de materiales de Islandia. El español, que se muestra como @mcfingers en TikTok, se instaló varios meses del verano en un pueblo del norte de ese país. Su plan fue guardar los envases, principalmente latas, de su propio consumo durante su permanencia en Islandia. Cuando su acopio llegó aproximadamente a las 400 latas, las llevó a un punto de devolución.
Dado el volumen de sus materiales, optó por una estación no automática. Cargó las bolsas con las latas en la cinta transportadora. Durante esta primera fase del intercambio, el sistema contabilizó los envases entregados. Un operario controló el proceso. Cuando finalizó el recuento, el trabajador entregó a Marc un recibo con el número total de envases entregados, que eran 486 unidades. Después de unos días se le comunicó la cuantía que se le pagaría por su aporte: 74 euros. Marc registró en video todo el proceso, de principio a fin.
Sin duda, es un dinero extra que se consigue sin demasiado esfuerzo. Solo hay que llevar los envases a una máquina recicladora. No importa la cantidad. Hay quienes optan por acumular y llevar todo junto. Otros los van entregando a medida que los tienen desocupados. Cada lata o botella que se devuelve incentiva el reciclaje. Y fundamentalmente reduce los residuos en el país y se contribuye al cuidado ambiental.
