A menudo olvidamos lo afortunados que somos al haber nacido y vivir en un lugar de Europa y del mundo donde han confluido una gran variedad de grupos humanos y culturas, que dejaron su huella durante miles de años, y que en muchos casos ha logrado preservarse y llegar hasta nosotros casi intacta. Si vivimos o estamos en Madrid, no podemos dejar de visitar un pueblo de Castilla y León que actualmente representa una de las mejores manifestaciones en pie de los pueblos del período correspondiente a la arquitectura románica (entre los siglos X y XII).
Un conjunto histórico-artístico enclavado en un parque natural
Sepúlveda se encuentra a poco más de hora y media de Madrid, a unos 120 km, en la provincia de Segovia, y en un entorno geográfico que es parte del Parque Natural de las Hoces de Duratón. El sitio es tan hermoso que fue declarado Conjunto Histórico-Artístico y la combinación de las dos figuras, la de patrimonio arquitectónico rodeado por un parque natural, han logrado que podamos tener una visión bastante cercana de cómo era una aldea castellana hace unos 1.000 años.
Es un lugar donde un grupo heterogéneo puede terminar pasándolo bastante bien, pues en Sepúlveda y sus alrededores podemos disfrutar de su arquitectura, de su historia y cultura, de su deliciosa gastronomía y de la observación y el contacto con la naturaleza. Este hermoso pueblo de colores ocres se encuentra entre los ríos Duratón y Castilla, ocupando una fila y varias lomas, con calles serpenteantes y casas y pequeños edificios donde viven cerca de un millar de personas.
¿Qué encontraremos en Sepúlveda?
Si estamos en Madrid, no nos llevará mucho tiempo llegar: en autobús el viaje dura 90 minutos, tiempo que se debe reducir sensiblemente si vamos en coche. Una vez aquí, lo ideal es comenzar por la plaza Mayor, un espacio rectangular donde el principal edificio lo constituye el castillo, donde también se encuentra el reloj de la plaza.
Este edificio reúne en su construcción varios momentos de la historia de España, por sus torreones árabes del siglo X, las balconadas del siglo XVI y la fachada barroca agregada en el siglo XVIII. Cerca del castillo se encuentran restos de las murallas que rodearon al pueblo, y de algunas de las siete puertas por las que se accedía a Sepúlveda y a las que algunos atribuyen el nombre de este asentamiento.
Entre estas puertas destacan la del Ecce Homo, la del Azogue y la de la Fuerza, de donde sale una calzada que llega al puente romano de Talcano.
La presencia de la arquitectura románica
En el pueblo también destacan casas blasonadas, como la del Moro o la de las Conchas, o los arcos de ladrillo que se cree eran parte de la entrada a la judería, pero si nuestro interés es el arte románico, hay que comenzar por la Iglesia de San Salvador. Esta iglesia está en el punto más alto de Sepúlveda y es considerada la iglesia románica más antigua de la provincia de Segovia. Se comenzó a construir en 1093, posee una sola nave, conectada a la torre por un pasadizo abovedado, y es una de las principales representantes del románico sepulvedano.
Otras iglesias románicas que vale la pena visitar y admirar: la iglesia de San Justo y del Buen Pastor, en la que actualmente funciona el museo de los Fueros y que fue construida entre los siglos XII y XIII; o la iglesia de Nuestra Señora de la Peña, construida en el siglo XII, con varios retablos y esculturas en su interior. Tampoco podemos perdernos la iglesia de San Bartolomé, construida entre los siglos XI y XII; y la iglesia de Santiago, donde actualmente funciona la Casa del Parque de las Hoces del Río Duratón, y donde también se encuentra una cripta excavada en la roca, probablemente hecha en el siglo X.
