Los que somos padres sabemos que la vida con los niños está llena de momentos maravillosos, pero también que hay situaciones que nos han llevado al límite y han puesto a prueba nuestra paciencia y cordura, y la de nuestros hijos. Muchos de estos momentos terribles están relacionados con las tareas y los estudios en general.
Es natural, a pesar de los libros y manuales y ahora de los tutoriales de YouTube, la mayoría no tenemos formación pedagógica, y solemos estar agotados o estresados por el trabajo cuando además debemos sentarnos con la niña o el niño a explicar algo que hace tiempo olvidamos. No es fácil, y a menudo termina en irritación y llanto, no necesariamente del niño.
La práctica que puede mejorar la capacidad de aprendizaje de nuestros hijos
Una investigación realizada por un grupo de expertos del Departamento de Kinesiología de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos), reveló que la práctica intensiva de un juego o deporte a diario puede mejorar notablemente las capacidades cognitivas de un niño. Lo interesante es que no tienen que ser horas haciendo ejercicio o practicando algún deporte, y esto tampoco nos obliga a inscribirlos en un equipo o a hacer gastos adicionales. En realidad, basta con unos cuantos minutos al día para que empecemos a notar cambios en su rendimiento escolar.
No es un secreto, desde hace siglos es sabido aunque de forma intuitiva que los juegos y los deportes son importantes en la formación de niños y niñas, aunque existe también la idea de que alguien que es bueno en deportes no lo es tanto en los estudios, y viceversa.
Cómo fue la investigación de los expertos en kinesiología
La investigación se publicó en julio de este año, en la revista Psychology of Sport and Exercise, y en la misma se narra cómo los expertos del Departamento de Kinesiología se propusieron evaluar los efectos de ráfagas de ejercicios intensos, durante 9 minutos, poco antes de realizar una actividad académica. En el experimento participaron niños de entre 9 y 12 años, que se sometieron a ejercicios como giros rápidos, sentadillas y saltos durante menos de 10 minutos, y después, casi de inmediato, realizaron pruebas orales de comprensión.
Los resultados mostraron que los niños que habían sido sometidos a estos “microbloques” de actividad física tenían mejores calificaciones en la prueba de comprensión. Junto a ello descubrieron que esta pequeña actividad también afectaba positivamente indicadores cerebrales relacionados con la atención y el control de errores. Respecto al control de errores, los niños que hicieron estas prácticas intensas mostraron una mejor capacidad para gestionar los errores, lo que se conoce como la Negatividad Relacionada con el Error (ERN por sus siglas en inglés).
Este experimentó reveló que hacer ejercicio, aunque sea por poco tiempo, incide positivamente en la memoria, la capacidad de atención y de procesar los errores, tres factores claves para tener un buen desempeño académico.
Cómo aplicar esta información en casa
En vez de pedirles de inmediato, cuando llegan de la escuela, que estudien o hagan sus trabajos académicos pendientes, es mejor dejar que vayan a jugar con sus amigos, o practicar algún juego o deporte intenso con ellos. De esta manera estarán en mejores condiciones de afrontar los estudios. Y hay beneficios adicionales: jugar con nuestros hijos, si no nos volvemos locos o excesivamente competitivos, mejorará nuestra relación con ellos y seguramente va a mejorar nuestra salud también.
Los resultados de esta investigación confirman la necesidad de recesos cortos entre clases, en los que niños y niñas tengan juegos intensos físicamente hablando, lo que va a aumentar su capacidad de aprendizaje en la siguiente clase.
