Cuando la DGT creó el sistema de las etiquetas medioambientales, parecía perfecto. Permitía clasificar los vehículos según su nivel de emisiones contaminantes para cumplir con el objetivo de promover una movilidad más sostenible del transporte. Sin embargo, la aplicación del sistema muestra algunos fallos. En la práctica, algunos vehículos que tienen etiqueta B pueden llevar la C. Y está establecido el sistema para solicitar el cambio.
¿Cuál es el criterio de clasificación de las pegatinas y por qué se podrá cambiar la etiqueta B por la C?
La asignación de las pegatinas atiende al cumplimiento de la normativa Euro, que establece los estándares europeos que regulan las emisiones contaminantes de los vehículos. En base a este criterio, la DGT, orgullosa de su sistema, otorga una de cuatro etiquetas. La pegatina Cero Emisiones, le corresponde a los vehículos eléctricos o híbridos enchufables, con cierta autonomía en el modo eléctrico.
La pegatina Eco se entrega a los híbridos, híbridos enchufables con menor autonomía y a los vehículos de gas. La C corresponde a vehículos con motores de combustión modernos. Y la B, la menos favorable, incluye a los vehículos más antiguos. Y en función de las etiquetas, se organizan las restricciones. Los que no se ajustan a ninguna de las normas Euro no reciben etiqueta, y ya están siendo expulsados del sistema de circulación.
Y los que llevan etiqueta B, están condenados, pues ya se ha anunciado que dejarán de circular por las ZBE de las ciudades. La clave de cambiar la etiqueta B para recibir la C está en la ficha técnica de fabricación del vehículo. Este es el salvavidas para las restricciones que se vienen.
¿Cómo sabe la DGT qué normativa Euro cumple cada vehículo?
El sistema de asignación de las etiquetas parece perfecto. La DGT mira qué norma Euro cumple el vehículo y determina la etiqueta que le corresponde. Cuando se trata de un eléctrico o híbrido enchufable, no hay demasiada ciencia para determinar la etiqueta que corresponde.
La situación es más complicada para vehículos de combustión de gasolina o diésel. Si un vehículo de gasolina cumple con la normativa 6, recibirá una etiqueta C. También tendrán la C los vehículos diésel que cumplan con las normas euro 4, 5 o 6. Si no llegan a estos estándares, se tendrán que conformar con la B.Y tener una etiqueta B implica corta vida.
La cuestión es cómo sabe la DGT qué norma Euro cumple un vehículo. Aunque parezca un detalle menor, en realidad está diferencia es muy importante para el conductor cuando se trata de vehículos de combustión de derivados del petróleo. Implica consecuencias para la movilidad y las restricciones.
La fecha de matriculación del vehículo es un criterio que la DGT utiliza para asignar las etiquetas. Es así que los conductores están al pendiente de si su coche ha sido matriculado antes o después de tal año para saber cuánto tiempo de vida le queda a su coche. Sin embargo, en realidad este criterio no es seguro. El año en que un vehículo ha sido matriculado dice poco de las emisiones contaminantes. El dato real se encuentra en la ficha técnica de fabricación del vehículo.
¿Cómo sabe un conductor qué normativa Euro cumple su coche?
En la ficha técnica de fabricación del vehículo está registrado qué normas Euro cumple. Por lo tanto, si un conductor sospecha que su coche está mal catalogado para la etiqueta, puede solicitar a un concesionario oficial de la marca un certificado que establezca la normativa Euro a la que se ajusta. Si ha constatado que merece la etiqueta C, con el certificado en mano solicitará el cambio en la DGT. Entonces, respirará tranquilo por un buen tiempo.
