La idea de viajar suele estar asociada en el pensamiento de la gente con un gasto de dinero que escapa al presupuesto habitual. Suele considerarse que recorrer diferentes ciudades y países es una especie de lujo para el que hay que tener dinero extra. Transporte, alojamiento, alimentación, actividades recreativas, a simple vista resulta mucho más costoso que estar en casa y mantener las rutinas planificadas para que el presupuesto alcance.
Sin embargo, esta es una visión que no tiene en cuenta que existen diferentes modalidades de viajes. En la actualidad hay viajeros que logran adaptar su vida a nuevos hábitos del día a día que, en lugar de aumentar el gasto, lo reducen. Así lo demuestra una pareja de jubilados que ahorrar dinero mientras cumplen con su sueño de viajar.
La pareja de jubilados viajeros que recorre el mundo ahorrando
Con estrategia y aprovechando las oportunidades que se ofrecen por internet, Claudine y Jean Louis Munar disfrutan de sus vacaciones. Tienen 74 y 75 años y ya llevan 12 viajando. El proyecto de viajar después de jubilados pudo concretarse cuando, por recomendación de un amigo, se registraron en DomSitting. Se trata de una práctica cada vez más popular en Europa y en otros lugares del mundo.
Consiste en que un propietario que debe ausentarse de su casa, busca a alguien que se quede en ella durante su ausencia. La estancia incluye tareas como mantenerla limpia, alimentar mascotas, regar las plantas, y cuidar la seguridad del hogar. A cambio de esas tareas, el cuidador disfruta de alojamiento sin coste. Esto le permite vivir en distintos destinos sin gastar ni un euro en alojamiento.
En sus declaraciones públicas, la pareja reconoce que sin esta posibilidad no podrían viajar. Por sus jubilaciones reciben 2.400 euros cada mes, una suma que es insuficiente para viajes frecuentes.
¿Qué requisitos debe cumplir la persona que se registra en DormSitting?
La plataforma es intermediaria entre el dueño de la casa que necesita cuidador y el interesado en desempeñar esa tarea. El perfil de los participantes, tanto propietarios como cuidadores, son verificados, para ofrecer seguridad a quienes se sumen a la propuesta. El requisito básico para los aspirantes a trabajar en esta actividad es no tener antecedentes penales. Además, se solicita un seguro a todo riesgo.
¿Quién elige la casa a cuidar?
Los interesados que son aceptados en la plataforma pueden elegir la casa que van a cuidar. La oferta es amplia e incluye desde pequeñas viviendas en zonas rurales en Francia hasta casas en otros países, como Suiza o Países Bajos. Esta es una buena ventaja para quienes, como Claudine y Jean Luis, combinan el trabajo de cuidadores con el interés por viajar y conocer el mundo.
Después de elegir una casa y de aceptar ocuparse de ella, los cuidadores firman un contrato que especifica las condiciones. En él se establece qué se puede hacer y qué no. Por ejemplo, no se pueden recibir visitas. Claudine y Jean Luis suelen llegar a la casa un día antes para conocer a sus dueños y recibir de primera mano algunas indicaciones especiales.
Las actividades que realizan los cuidadores son básicas y sencillas. Y les dejan mucho tiempo libre para recorrer el lugar y visitar las cercanías. En el caso de la pareja francesa, se han ocupado ya varias veces de la misma casa, por lo que todo les es familiar.
¿Realmente ahorran cuidando casas ajenas?
Vivir en casa ajena permite economizar gastos importantes. Claudine y Jean Luis dicen que no pagan alquiler, ni luz ni agua. Tampoco deben pagar calefacción ni otros gastos asociados con la vivienda en sí misma.
Solo tienen que solventar su propia comida y la gasolina para los desplazamientos. Calculan que con su sistema de viajes ahorran unos 5.000 euros al año en gastos que, si viajaran con el sistema tradicional, deberían asumir. Ellos también aprovechan sus viajes para visitar familiares y amigos que viven en otras partes del mundo. Expresan que tienen intenciones de seguir viviendo y viajando de esta manera mientras tengan salud para hacerlo.
