La Unión Europea tiene el objetivo fundamental de conformar una integración cada vez más estrecha entre sus Estados miembros. Para ello, intenta eliminar barreras internas para crear un espacio común en el que los europeos puedan moverse libremente. El objetivo no es homogeneizar a los países, sino fortalecer las políticas comunes y garantizar un desarrollo más equilibrado para todos. Para ello se requiere de normativa común que facilite la vida cotidiana a los ciudadanos, ya sea al viajar, estudiar, trabajar o hacer negocios en otros países del bloque.
Uno de los asuntos en los que el Parlamento Europeo ha puesto el foco es en la normativa del tráfico. En ella, encontrar límites de velocidad comunes es una de las estrategias que entiende importantes para mejorar la seguridad vial.
El debate de los límites de velocidad en el 2025
El establecimiento de normas comunes que establezcan los límites de velocidad en territorio de la UE no es una intención caprichosa. La idea que sostiene esta iniciativa es garantizar mayor fluidez en la movilidad dentro del territorio del bloque. Sin embargo, no está resultando sencillo. Actualmente no existe regulación común, sino que cada Estado miembro establece sus propios límites. Los diferentes países miembros tienen criterios muy diversos y se complica el encontrar puntos comunes que permitan la unificación.
Reglamentariamente, las competencias y regulación del tráfico son estatales. En esto se basan muchos gobiernos para defender su autonomía. Esto genera una gran diversidad de velocidades máximas que oscilan entre la propuesta para el 2026 de los 80 km/h en Suiza y los tramos de límites liberados en las Autobahn alemanas. El límite más generalizado está en los 120 km/h, aunque cada país lo sube o lo baja según su propio criterio.
España y República Checa: tendencias opuestas
Las diferencias son conceptuales y marcan posturas opuestas. En España se tiende a una disminución de velocidad, y se pretende bajar la máxima de 120 a 100 Km/h. Estas bajadas se están probando en tramos de algunas autopistas, como la AP-7. Por su parte, la República Checa tiende a la subida. Tiene en marcha un proyecto piloto que sube el límite de velocidad a 150 km/h. Se está probando en un tramo de 50 kilómetros de la autopista D3. Es un proyecto que está siendo valorado con atención por otros países, como Italia, que también es propenso a elevar los límites en tramos específicos.
¿Cuál es el objetivo del nuevo límite de velocidad en la República Checa?
El punto de partida de la República Checa para subir el límite de velocidad a 150 km/h es favorecer la fluidez del tráfico. Se ha modernizado tramos de sus autopistas y se considera que con ese nuevo límite permitiría un mejor funcionamiento más eficiente del tráfico. Su proyecto propone este nuevo límite como experiencia piloto en un tramo de la autopista D3 que comunica Praga y Linz, que ha sido renovado. La novedad es que los 150 km/h se autorizan solo en caso de buen tiempo.
También es novedoso el nuevo sistema de señales que propone el uso de un sistema de señales de tráfico variables. De acuerdo con las condiciones del tráfico y del clima, estas señales establecerán si la velocidad máxima autorizada seguirá en 130 km/h, como hasta ahora, o si se habilitan los 150 km/h. El coste del proyecto insume unos 2,2 millones de euros. Si las evaluaciones resultan favorables, el país está pensando en extender el proyecto a otras vías, como por ejemplo la D 1 y la D 11.
Esta primera fase comenzará a estar operativa a fines de septiembre. El Ministro de Transportes checo ha declarado que se evaluará atentamente la reacción de los conductores y también el impacto en el número de accidentes. En este contexto, el futuro de la unificación de las velocidades límites en Europa es incierto.