Europa se mueve en una realidad contradictoria en el tema de los sistemas de movilidad de los coches. Por una parte, la normativa de la UE impulsa la movilidad eléctrica como camino para la sostenibilidad. Muchos países han dispuesto subvenciones a las compras de vehículos eléctricos para favorecer ese cambio en el sistema vehicular.
Sin embargo, la contracara de este impulso es las dificultados que existen en la infraestructura de recarga. La red de puntos de carga no ha avanzado al mismo ritmo en la que lo ha hecho la venta de vehículos. Esta realidad genera reclamaciones de los usuarios.
Esta insuficiencia de los cargadores es un obstáculo que frena las ventas. Se difunden opiniones de usuarios de eléctricos que se quejan porque faltan puntos de carga y porque los que hay en determinados lugares no funcionan. Y las personas desisten de elegir un vehículo que les ocasionará problemas. Aparentemente existe una buena concentración de cargadores en las ciudades, pero es muy poca en las zonas rurales y en algunas regiones del sur y del este europeos.
Por otro lado, muchos de los cargadores en funcionamiento no ofrecen la posibilidad de recarga rápida. Este es otro problema que afecta a los conductores de largas distancias que tienen largos tiempos de espera para poder recargar sus coches.
En el 2025 han aumentado los puntos de recarga públicos para coches eléctricos
En el último Baremo de la Electromovilidad que ha publicado la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones, Anfac, en el primer trimestre de este año se instalaron 7.633 puntos de carga que se sumaron a los ya existentes. En total, la red cuenta con 46.358.
Los datos muestran que el 28% de esos cargadores están fuera de servicio. Algunos están deteriorados o averiados. Otros todavía no están conectados a la red eléctrica. Lo cierto es que esos 13.072 cargadores no funcionan. Es una cifra que muestra claramente que falta atención a esta red de carga que es imprescindible para que el sistema de movilidad eléctrica se sostenga.
Europa pone el foco en el problema de las recargas
El sistema de recargas está en el punto de mira de la normativa europea. Con la entrada en vigor del Reglamento Europeo de Infraestructuras de Combustibles Alternativos, AFIR, se inició una era de cambios para las recargas. El reglamento entró en vigor en abril de 2024. Establece nuevos requisitos técnicos, operativos y de accesibilidad. El objetivo es modernizar la experiencia de la recarga y hacerla más amigable para los usuarios.
El Reglamento establece nuevas exigencias para los operadores de los puntos de recarga. Uno de los objetivos es instalar estaciones de recarga rápida cada 60 km en la red transeuropea de transporte para turismos y furgonetas. El sistema de pagos siempre ha sido una complicación. Para pagar la recarga de su vehículo, el usuario necesitaba descargar la aplicación del proveedor de recarga. Si en su ruta se abastecía de más de un proveedor, debía tener todas las aplicaciones correspondientes al lugar de la recarga.
El nuevo Reglamento dispone métodos de pago universales, especialmente para los puntos de recarga públicos de más de 50kw. Se deben permitir los pagos sin necesidad de registros, sin suscripciones y sin descargas de aplicaciones. Para ello sugiere la instalación de lectores de tarjetas.
La nueva normativa obliga a los proveedores a ofrecer permanente información actualizada online y en tiempo real sobre disponibilidad, características técnicas de los cargadores y precios. También incluye disposiciones que se refieren a la conectividad en todo el proceso de carga, con redes móviles como las IoT, que garantiza buena conectividad en todas las localizaciones.
Aunque la Unión Europea ha planteado objetivos definidos y ambiciosos para expandir y mejorar la infraestructura de las recargas de eléctricos, su implementación es dispar. Este es el gran desafío para lograr una transición energética fluida y efectiva.
