El plan de la Unión Europea de lograr un mercado en el que solo se vendan vehículos nuevos cero emisiones parece estar destinado a fracasar en España. El 2035, año marcado para cumplir la meta, está muy cerca, pero los avances son escasos, casi nulos. El control de la contaminación que provocan los vehículos es un punto clave para la sostenibilidad. Implica una transformación profunda en el transporte europeo.
La renovación requiere inversiones, cambios de mentalidad, desarrollo tecnológico, y no está resultando sencillo lograrlo. Aunque la legislación ya está aprobada, la aplicación avanza muy lentamente y en forma desigual en Europa.
¿Cuál es la situación de España en el cambio de la matriz de movilidad?
Como miembro de la UE, España ha asumido el compromiso de vender solo vehículos cero emisiones en el 2035. Pero aunque las intenciones existen, la realidad muestra que se está muy lejos de alcanzar la meta. La realidad es desalentadora. La venta de vehículos nuevos, en especial de eléctricos, ha sufrido una caída en las dos últimas décadas. Los españoles marcan sus preferencias por los vehículos usados, de gasolina o diésel.
Los números son claros. En el 2019 se vendieron 1,5 millones de vehículos nuevos. En 2023, en cambio, las ventas de cero kilómetros fueron 940.359. Una bajada que preocupa, porque aleja al país del plan del bloque. En general, la UE marcha hacia la electrificación mostrando grandes disparidades entre países. España está rezagado con respecto a los avances de otros países europeos.
¿Por qué no progresa el mercado de vehículos eléctricos en España?
Los consumidores españoles optan por vehículos de segunda mano, principalmente con motor de combustión. Hay factores económicos y culturales que afectan la demanda de nuevos cero emisiones. La situación económica es determinante. La gente común necesita comprar un coche para trasladarse a su trabajo y para la movilidad de la familia. Y si bien a todo el mundo le gustaría comprar un cero kilómetros eléctrico, con un vehículo de segunda mano se cumple este objetivo.
El problema de base es el precio del coche nuevo. Mientras que los salarios han permanecido casi estancados, desde el 2019 el coste medio de un vehículo nuevo ha subido un 40%.
¿Las ayudas estatales son las adecuadas?
Expertos críticos consideran que las ayudas estatales resultan insuficientes y poco motivadoras y no compensan el alto coste de los eléctricos. El sistema fiscal favorece a las empresas más que a los particulares. Estos beneficios no siempre llegan a los compradores. Aunque las grandes marcas han reducido precios, no consiguen imponerse en España. La oferta nacional de eléctricos asequibles es escasa, y los tiempos de espera son demasiado largos.
Los conductores consideran que la red de recarga de eléctricos es insuficiente
A estos problemas de costes, se suma la incertidumbre con respecto a los puntos de recarga de los eléctricos. La red se concentra principalmente en las ciudades y sus proximidades. Quedan descubiertas las zonas rurales y los espacios periféricos. Este es un factor de peso, porque los posibles compradores no tienen la seguridad de poder usar sus vehículos eléctricos sin preocuparse por la carga.
Muchos confían en el diésel, que les ofrece seguridad y que sigue resultando económico en el gasto de combustible. En los meses transcurridos del 2025, el 54% de los vehículos vendidos han sido diésel o híbridos diésel.
El mercado de segunda mano se afianza
La realidad muestra que el mercado se vehículos usados se afianza en España. Los interesados disponen de una gran variedad de vehículos, incluso importados, que se entregan en forma inmediata. Los conductores valoran las opciones de nuevos y usados de las que disponen, y los eléctricos suelen quedar atrás. La cultura del coche usado está muy extendida en España.
Por todo esto, muchos prefieren comprar un coche de combustión con pocos años de uso a un precio razonable que arriesgarse con un eléctrico más caro, que le provoca incertidumbres sobre su autonomía y mantenimiento. Si España quiere avanzar en el camino de las cero emisiones, deberá encarar seriamente sus políticas.