Durante la ya no tan reciente pandemia de Covid, una de las secuelas más frecuentes entre quienes sufrieron el virus fue tener dificultades para concentrarse, para recordar y hasta para hacer razonamientos sencillos. Es lo que se conoce popularmente como niebla mental.
Esta especie de falla o mal funcionamiento del cerebro no se presenta solamente cuando hemos sido víctimas del coronavirus. También es un síntoma relacionado con situaciones de estrés, falta de sueño, mala alimentación o como parte del proceso de envejecimiento que no estamos llevando del modo indicado.
¿La niebla mental es un trastorno?
Hay que aclarar que lo que se conoce como niebla mental no es una enfermedad o un trastorno, sino en todo caso uno o más síntomas relacionados con la memoria y la falta de concentración. No recordar dónde dejamos las gafas o las llaves, olvidar nombres de personas y cosas con las que nos relacionamos a diario, presentar dificultades para pensar claramente. Se trata de señales de que podemos estar haciendo algo mal en nuestra vida diaria, y que comienza a afectarnos.
La niebla o confusión mental recibe el nombre más o menos técnico de pérdida de capacidades cognitivas y, además de las señales o síntomas ya mencionados. En la práctica puede incluir también dificultades para comunicarse (no encontrar las palabras), de orientación, mareos, dolores de cabeza, fatiga, falta de energía e incapacidad para realizar tareas cotidianas.
Causas de la niebla mental
Es cierto, con el paso del tiempo se ha podido determinar que en muchos casos el covid-19 dejó secuelas neurológicas, pero es más probable, si nos sentimos víctimas de la niebla mental, que esta se deba a factores más recientes y cotidianos. El parecido de las señales de la niebla mental con los golpes de calor no es coincidencia, pues una de sus causas puede ser la deshidratación, que no estamos bebiendo suficiente agua.
Otros motivos para empezar a sufrir estas señales de disfunción cognitiva son pasar demasiado tiempo sometidos a condiciones de estrés, la mala alimentación, la falta de ejercicio o los trastornos de sueño, que hacen que nos despertemos cansados y sin ánimos para comenzar el día. Asimismo, pueden ser efectos secundarios del uso de determinados medicamentos, como antihistamínicos y antidepresivos. Y también puede ser señal de depresión, y falta de interés por lo que estamos haciendo.
Cómo combatir la niebla mental
La buena noticia es que no se trata de un fenómeno irreversible y existen varias formas de combatirla, una vez que hayamos identificado qué es lo que la está provocando. Dos factores esenciales para combatir la niebla mental son la buena alimentación y el ejercicio físico de forma regular. Una alimentación balanceada, que incluya suficientes frutas y verduras y excluya el exceso de azúcar y los alimentos ultra procesados, hará que nuestro cerebro funcione mucho mejor.
Por otro lado, estudios recientes han confirmado algo que los seres humanos sospechamos desde hace tiempo: que el ejercicio físico es fundamental para tener una buena salud mental. El ejercicio físico fortalece aspectos como la memoria, la capacidad para concentrarse y para pensar con mayor claridad, y el manejo de las emociones.
Hacer ejercicio estimula el cuerpo y ayuda a liberar hormonas y otras sustancias, como las endorfinas, que ayudan a combatir el estrés y mejoran nuestro ánimo.
Otras recomendaciones para evitar la niebla mental: dormir suficientes horas y tener buenos hábitos de sueño (como alejarse del móvil y de otros dispositivos un tiempo antes de acostarse). También es importante mantenerse bien hidratado, evitar el consumo de alcohol y drogas, ejercitar regularmente el cerebro (con juegos o pasatiempos, o aprendiendo un nuevo idioma, por ejemplo).
Si la niebla mental persiste o está asociada con otros síntomas, lo más aconsejable es consultar con un profesional de la salud.
