Entre los años 60 y 70 del pasado siglo, un nuevo arte sacó a la calle las pinturas que antes, miles de años atrás, los seres humanos hacíamos en cuevas. Los grafiteros venían a reivindicar desde entonces sus dibujos como una forma de expresarse, a veces, rebelde. Una rebeldía que no tiene edad, a tenor del descubrimiento realizado por la Policía Municipal de Valladolid, que pilló recientemente con las manos en la masa -o mejor dicho, en la tinta, a tres grafiteros que rondan los 60 años, según ha publicado El Norte de Castilla.
Estos tres veteranos artistas tienen 59, 60 y 61 años y, según recoge dicho medio a través de fuentes policiales, pueden ser «los grafiteros que más años llevan en activo» en Valladolid, donde han sido multados con 750 euros cada uno por sus actos. Esta es la menor de las sanciones que recoge la ordenanza municipal que protege el núcleo urbano de la ciudad, que establece sanciones de entre 750 y 1.500 euros a los grafiteros que caigan en una conducta grave o de entre los 1.501 y los 3.000 si se entiende que la infracción es muy grave, como sucede cuando sus pintadas son sobre bienes públicos o estas pueden suponer un riesgo para la población.
Grafiteros con un historial de décadas
Aparentemente, estos tres grafiteros de alrededor de sesenta años no son nuevos en esto, sino que su firma está en más de un grafiti de Valladolid, en cuyas esquinas se puede leer ‘Firme’ y ‘Trey’, las firmas de dos de ellos, que suelen decorar, desde hace mucho tiempo, muros y zonas aparentemente desprotegidas, como eran las naves del camino de Juana Jugan, donde fueron cazados al sur del barrio de Las Delicias y donde fueron propuestos para sanción. No en vano, esos suelen ser muchas veces los lugares que los grafiteros eligen para su arte, naves industriales o edificios que, al menos durante unas horas, las suficientes para estampar su pintura, no son muy vistos.
Así, en la misma Valladolid, ciudad que divide en dos el recorrido del tren, bajo cuyas vías existen varios túneles, no es extraño que cuando el Ayuntamiento acomete acciones para borrar las pintadas estas tarden bien poco en volver a aparecer. Así sucedió, por ejemplo, con los nuevos túneles peatonales que conectan la zona centro con barrios como el de Las Delicias; fue apenas estrenarlos y empezar a dejar su marca los grafiteros. Asimismo, ha sucedido lo mismo con otros ya existentes, como el que conecta la Plaza Circular con el barrio de Pajarillos: la última vez que se sometió a un lavado de cara importante, a una mano de pintura en tono verde, apenas habían pasado unas horas cuando los grafiteros hicieron acto de presencia para empezar a dejar su sello.
La cuantía de las multas
Si en Valladolid la cuantía de las multas es la comentada, va de los 750 a los 3.000 euros, otras ciudades se han puesto bastante más serias con el tema. Es el caso de Madrid, cuyo Ayuntamiento ha tomado la decisión hace apenas unos meses de endurecer las sanciones, elevándolas a un importe que, en caso de reincidencia (como suele haberla) va de los 4.000 hasta los 6.000 euros, algo que, sin duda, hará que los grafiteros se lo piensen bastante más antes de empezar a rociar las paredes con su spray.
La cuantía de partida, en el caso de Madrid, es menor para una pintada vandálica, y va de los 200 a los 2.000 euros, si bien concreta la misma ordenanza de Limpieza y Gestión de Residuos que la multa será de 600 euros si es el mobiliario urbano donde se ha pintado. De igual manera que Madrid hace diferenciación, también la hace Segovia, pues según la última normativa se multará con hasta 3.000 euros, además del abonado del coste de la reparación, a todos aquellos grafiteros que acometan acciones de este tipo en el casco histórico.
