Hubo una época en la que los padres se preocupaban por el mes en que iban a tener un hijo por razones meramente astrológicas, para saber cómo iban a influir las constelaciones y los planetas en el destino de los pequeños. Hoy en día son muchos los que no dan ninguna importancia al mes en el que nace su hijo, pero estos incrédulos también podrían estar equivocados.
Hace poco se publicaron los resultados de un estudio hecho por investigadores de la Universidad de Harvard, que revela que los niños nacidos en determinados meses del año tienen mayor capacidad cognitiva, rendimiento académico y habilidades sociales que niños nacidos en otros meses.
Los hijos que nacen en otoño (y principios de invierno)
De acuerdo con este estudio, los niños nacidos entre octubre y diciembre poseen mayores habilidades cognitivas que quienes nacieron entre enero y agosto. No se trata de una ventaja notable, pero sí lo suficientemente significativa como para verse reflejada en pruebas de inteligencia, el rendimiento académico, y en aspectos como la capacidad para interactuar socialmente.
Los investigadores de esta prestigiosa universidad, hoy bajo el asedio de un presidente nacido en junio, hicieron un seguimiento a miles de niños desde el nacimiento hasta los 7 años, y se encontraron con este sorprendente resultado, aunque no del todo inesperado, pues hubo otro estudio hecho en Harvard con un resultado parecido, veinte años atrás.
Un estudio realizado por esta universidad en 2006 descubrió que los niños nacidos en las estaciones frías, otoño e invierno, tenían un mejor desempeño físico y mental que aquellos nacidos en las estaciones cálidas, primavera y verano.
Otro estudio realizado en Japón en 2023, y publicado en la revista Labour Economics, obtuvo resultados similares al de Harvard publicado en 2006, y encontró que las desigualdades entre niños y niñas se mantenían incluso en la secundaria.
Para descartar factores sociales y familiares se incluyeron niños y niñas pertenecientes a una misma familia, aunque en diferentes meses, y esto no hizo variar los resultados.
Por qué estos niños son más inteligentes y capaces
No tiene que ver con razones astrológicas y tampoco con la temperatura o el clima; para los investigadores lo que hace a estos niños tener una ligera ventaja durante los primeros años es el hecho de que se incorporan con menos edad que los otros niños al sistema escolar.
Al ser más jóvenes, se ven obligados a esforzarse más en el aprendizaje y poder insertarse en los grupos sociales. Este esfuerzo adicional termina por verse reflejado en las evaluaciones, en un mejor desarrollo cognitivo y en una valoración más madura de las relaciones sociales que las de sus compañeros nacidos entre enero y agosto.
¿Qué hacer con esta información?
En principio nos tenemos que alegrar si nacimos en uno de los tres últimos meses del año. Si tenemos hijos nacidos en estos meses, quizás podamos estimularlos más, para que puedan aprovechar esa ventaja adicional con la que parecen haber nacido.
Si en cambio nuestros hijos pertenecen al grupo menos favorecido, esforzarnos un poco más para que desarrollen todas sus habilidades cognitivas y sociales.
No se trata de una competencia, y además hay otros factores que tienen mucho peso en el desarrollo de los hijos. Es decir, tener padres cariñosos y dedicados, un hogar que favorezca la creatividad y el aprendizaje, buenas condiciones económicas y sociales, buena salud y acceso a centros educativos de calidad.
Está claro que no se trata de factores biológicos, por lo que esta información puede variar si se aplica en países que no están en el hemisferio norte, o cuyos sistemas educativos tienen cronogramas de cursos y actividades distintos.