Este verano se acerca a su final en medio de una de las peores olas de incendios forestales sufridas por España en su historia moderna: casi un centenar de incendios, 300.000 hectáreas quemadas y 4 fallecidos. Las consecuencias humanas y económicas son catastróficas. Todo ello con fuegos simultáneos en cinco comunidades autónomas y hasta tres semanas de lucha continua en diferentes flancos.
A pesar de los esfuerzos y recursos que se destinan a la prevención y control de los incendios de vegetación, la situación solo parece empeorar, lo que hace aún más excepcional el hecho de que existan más de 100.000 hectáreas de pinar silvestre, el mayor de Europa, entre Soria y Burgos, que se halla libre de incendios forestales.
La suerte de este pinar que otros bosques desean
No hay que exagerar, claro que hay incendios en verano, pero son rápidamente controlados y rara vez superan las tres horas de duración. Al menos esto afirma Antonio Martín Chicote, que se ha desempeñado como agente forestal en Quintanar de la Sierra durante 36 años. También comenta:
“¿Tú sabes lo que es esto? Esto es pura riqueza, ¡pura riqueza! ¡De aquí salieron vigas para la catedral de Burgos, y madera para los buques de la Armada! Y ahora, con España sin política forestal ninguna, los montes están completamente olvidados… Al menos aquí, gracias al reparto de los montes, a la Suerte de pinos, esto está trabajado…”.
Y agrega: “Pero en general España vive de espaldas a la riqueza de los montes… Y, claro, luego lloramos cuando llegan los incendios y todo está manga por hombro, y arde sin parar”.
La Suerte de pinos es una forma comunal de administrar los recursos forestales que se practica en la comarca de Pinares, ubicada entre las provincias de Soria y Burgos, desde hace más de 7 siglos. Chicote resume en pocas palabras en qué consiste esta práctica: “Se sortea su aprovechamiento y los vecinos lo cuidamos, porque aún forma parte de nuestra subsistencia”.
El 1 de mayo de cada año se sortean los pinos secos, y el 1 de octubre los pinos verdes; la persona a quien le toca en suerte un lote no solo se beneficia con sus recursos, también es responsable de su protección y mantenimiento.
Actualmente, en la Suerte de pinos participan 36 pueblos pertenecientes a las comarcas de Pinares Soria-Burgos y Pinares Llanos de Almazán, y abarcan más de 100.000 hectáreas de bosques naturales. Espacios que están formados principalmente por pino silvestre y pino negral, aunque también hay enclaves de haya, roble, quejigo y enebro.
Una práctica medieval que puede garantizar el futuro de los bosques de España
Aunque la Suerte de pinos se considera una práctica oficial desde el siglo XVIII, cuando Carlos IV promulgó una Real Carta que la reconocía, el manejo y aprovechamiento de los bosques por las comunidades en esta región se viene practicando desde el siglo XIII, y a esto se debe en gran medida que el pinar siga allí. El pinar de Soria-Burgos lleva más de 20 años sin sufrir grandes incendios, y esto es posible porque los vecinos lo consideran suyo y se benefician de él.
Y esta podría ser la verdadera solución para acabar, o reducir drásticamente, los incendios forestales en España, que el resto de los 1.500 montes de utilidad pública que existen en España pasen a ser manejados por sus habitantes. Una posición parecida la defiende Ignacio Pérez-Soba, del Colegio de Ingenieros de Montes:
“Si queremos hacer frente a los incendios necesitamos una política forestal que no se hace, y revitalizar el que las poblaciones rurales estén vinculadas a su campo, una protección seria a los montes de utilidad pública. Los montes producen recursos renovables, no pueden ser vistos como parques temáticos de la ciudad”.
Concluye: “Con un sector forestal fuerte habría incendios débiles, y viceversa”.