Los impuestos en España son la principal fuente de ingresos del Estado. Tienen como objetivo financiar los servicios públicos y el bienestar social. Se utilizan para cubrir gastos esenciales como la sanidad, la educación, la seguridad, las infraestructuras, las prestaciones sociales, y otros servicios básicos.
De hecho, cuando un gobernante dice “hemos pagado…” en realidad, los que han pagado son los contribuyentes. Los gobernantes son solo administradores del dinero que aportan los ciudadanos, pero esos pagos no salen de sus bolsillos.
Cuando se habla de nuevos impuestos, la gente se pone en alerta. Siempre se asocian con una mayor carga económica que, seguramente reducirá su poder adquisitivo.
La mayoría de las personas considera que ya paga demasiados impuestos, y a veces ve con desconcierto que los servicios públicos no mejoran proporcionalmente a la recaudación.
Esta es la reacción de los ciudadanos cuando se enteran que a partir del 1 de abril de 2025, se implantará un nuevo impuesto por la basura. Este impuesto ya se aplica en algunas localidades. Pero en este año será obligatorio instalarlo en todos los municipios de más de 5.000 habitantes, para cumplir con la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados.
¿Qué objetivo tiene el impuesto a la basura que se pagará desde abril?
La gestión de la basura siempre ha sido tarea de los Municipios. Tanto la recogida como su destino final, ha sido tradicionalmente financiado por los ayuntamientos. Y esta era una función normal, que se consideraba inherente a la tarea municipal.
El nuevo impuesto que se aplicará a partir del 1 de abril, busca garantizar que la gestión municipal sea sostenible económicamente. Los ayuntamientos ya no se ocuparán de esta tarea, sino que cada hogar tendrá que asumir la totalidad del servicio.
Algunos municipios habían incluido ese impuesto en otros tributos. Pero los que no lo tenían establecido han creado uno nuevo. Como suele suceder por la independencia de gestión de los ayuntamientos, existen grandes diferencias en las cuantías entre diferentes localidades.
Ejemplo de estas diferencias es que, en ciudades como Soria, la tasa de basura se mantiene en torno a los 27 euros anuales mientras que en otras, como San Sebastián, se llega a los 202 euros.
El impuesto por la basura es, en realidad, una iniciativa de la Unión Europea. Está enmarcado dentro de las medidas impulsadas por el bloque para mejorar la gestión de residuos y promover la economía circular. El compromiso de los países miembros es reducir la cantidad de residuos generados y aumentar el reciclaje, con el fin de minimizar el impacto ambiental.
Una de las metas de la UE es que los países miembros reciclen al menos el 55% de los residuos. España está lejos de ese objetivo. Este nuevo impuesto será empleado, precisamente, para mejorar la gestión y el reciclaje para cumplir con los estándares medioambientales europeos.
El sistema del impuesto en España tal como lo aplican muchos ayuntamientos está basado en el modelo “quien contamina, paga”. Esto significa que los ciudadanos y empresas podrían pagar en función de la cantidad de residuos que generan. Este pago por generación de basura busca incentivar en los ciudadanos la reducción de producción de residuos y separar los materiales reciclables.
¿Cómo calculan la tasa que se cobra a cada vivienda o empresa?
También en esto hay diferencias. Algunas localidades calculan la cuantía a cobrar en función del consumo de agua. La base es que un mayor consumo de agua indica mayor generación de residuos. En Madrid, en cambio, la tasa de basuras ya estaba integrada dentro del IBI, por lo que para los madrileños no habrá nuevo impuesto, aunque podría aumentar el ya existente.
La medida entra en vigor de manera definitiva el 1 de abril de este año, ya vencidos los plazos establecidos en la Ley 7/2022.
