La Alhambra fue el primer lugar histórico de España declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1984, y es uno de los espacios de esta clase más visitados por turistas nacionales y extranjeros. Personas que no dejan de maravillarse por la arquitectura, los diseños interiores y exteriores, y por las historias que rodean estos monumentos.
Son espacios que también suelen estar rodeados por muchos visitantes que en parte restan placer e interés a algunos paseos, o pueden llegar a ser agobiantes por el alto número de visitantes. A pesar de esto, es evidente que visitar este lugar de la historia y la cultura española sigue siendo una experiencia inolvidable.
“El error de tu vida es verla de día”
Para guías como María Gil, que ha dedicado gran parte de su vida a mostrar y revelar los secretos de la fortaleza nazarí a visitantes de todo el mundo, los que han visitado la Alhambra de día se han perdido al menos la mitad del placer que puede proporcionar este monumento.
Una cosa es pasear por los palacios y jardines de día, cuando además hay un mayor número de visitantes, y otra hacer el mismo recorrido durante la noche. A estas horas nocturnas se hace con menos gente, con un espíritu más sereno y con juegos de luces que hacen destacar detalles de la arquitectura que pueden pasar desapercibidos durante el día.
Es cierto que la Alhambra de día es deslumbrante, sobre todo por el sol de Andalucía, que en verano puede llegar a castigarnos un poco. Sin embargo, la noche ofrece otros secretos y nos permite ver de manera diferente, quizás más íntima, los jardines del Generalife, y cada uno de los palacios.
Una experiencia sonora
Durante la noche los sonidos en la Alhambra se atenúan porque hay menos turistas recorriendo las instalaciones, e incluso menos grupos con guías. A esas horas el sonido que domina el ambiente es el del agua: el de las fuentes en los jardines, de los estanques y los diferentes canales. El silencio también pone de relieve el sonido de nuestros pasos en el interior de los palacios, y el de las voces distintas, que nos permite imaginar cómo era la vida en estos espacios. Igualmente cómo era el ambiente en los palacios cuando ya estaban libres de cortesanos, y solo quedaban las figuras más cercanas de la corte, y la servidumbre.
La Alhambra la comenzó a construir el fundador de la dinastía nazarí, Muhammad I, en 1238, y fue la residencia y sede de la corte desde entonces, a la que se fueron agregando palacios y nuevos espacios hasta el siglo XV.
¿Visitas diurnas o nocturnas a la Alhambra?
En una primera visita, si queremos una visión completa de este extraordinario complejo arquitectónico, probablemente lo más recomendable sea hacerlo de día. En especial si queremos empaparnos de los diferentes datos históricos y arquitectónicos, en cuyo caso se recomienda hacer el recorrido con un buen guía.
Pero si queremos vivir una experiencia más íntima y personal, rodeados de menos visitantes, no podemos dejar de hacer el recorrido nocturno, aunque no tendremos acceso a algunos lugares a donde sí podemos llegar durante el día. El acceso nocturno es sobre todo a espacios como los jardines y los palacios nazaríes.
Si tenemos tiempo y queremos una experiencia más completa, lo ideal es visitar la Alhambra tanto de día como de noche, preferiblemente en dos días distintos. Los lugares que podemos visitar están bien iluminados y el recorrido es bastante seguro. Es importante saber que el número de visitantes nocturnos es limitado, por lo que hay que hacer las reservas con tiempo. Las entradas se pueden comprar en taquilla, pero es preferible hacerlo con antelación por internet.
