Terminó el verano, las aguas se enfrían y millones de personas vuelven al trabajo, a lidiar con los niños que regresan a clases y a enfrentar las preocupaciones cotidianas. Pero si aún queremos seguir disfrutando del mar, y somos uno de esos afortunados que disponen de tiempo y dinero para ello, hay un lugar que espera por nosotros, y no está en el trópico.
La referencia al trópico es porque cerca de España, ya a estas alturas del año, las temperaturas comienzan a caer, aunque hay un sitio donde el clima sigue siendo maravilloso, y no es en las Baleares, ni en Canarias. Se trata de una preciosa isla.
La isla habitada más pequeña de España
Este lugar en España donde todavía las aguas permanecen a una temperatura agradable y donde podemos disfrutar de una playa libre del turismo de masas se encuentra en Alicante, en la isla de Tabarca. Se trata de la única habitada de la Comunidad Valenciana (también la más grande), y además la isla habitada más pequeña de España.
Tabarca tiene una extensión de 1.850 metros, y en su punto de mayor anchura, 450; está a 8 km del puerto de Santa Pola y a 22 de Alicante. Desde ambos sitios hay transporte para la isla. Desde Santa Pola el viaje dura unos treinta minutos y en ese tiempo alcanzamos un puerto de aguas transparentes.
La isla tiene varias calas y playas, hay posadas, restaurantes y terrazas, una muralla y es un lugar donde podemos pasar la noche, si queremos conocerla sin la presencia de tantos visitantes. Y cuenta apenas con 51 residentes permanentes.
Una isla de griegos, romanos, piratas y turistas
Se cree que la isla pudo haber sido ocupada en algún momento por los griegos y posteriormente por los romanos. En los alrededores de Tabarca se han encontrado varios naufragios de estos últimos, así como restos de una necrópolis en la isla.
En siglos posteriores se levantaron algunas fortificaciones, pero sirvió principalmente de base a corsarios berberiscos, que finalmente fueron expulsados. Las actuales edificaciones comenzaron a levantarse en el siglo XVIII, y fue entonces también cuando la isla fue habitada de forma permanente. O casi, porque la guarnición que había en la isla la abandonó en 1850.
Inicialmente fue poblada con genoveses, pero estos abandonaron su lengua por el valenciano en poco tiempo, y ahora este es el idioma oficial de la isla.
Aunque la isla no se quedó sin ocupantes ni actividades, pues hasta una escuela de fareros tuvo, y actualmente vive del turismo y cuenta con una reserva marina desde 1983, que es una de las razones para visitar Tabarca: hacer snorkel.
Un oasis a pocos kilómetros de Alicante
Playas hermosas y transparentes, una arquitectura que recuerda los tiempos de los corsarios y piratas, y un espacio geográfico libre del ruido y la presencia de los coches, donde podemos caminar y disfrutar del aire y el cielo del Mediterráneo.
En Tabarca además vamos a encontrar buenos sitios para comer y donde podremos disfrutar del plato típico de la isla, el tradicional caldero.
Es un sitio que vale la pena visitar en cualquier momento del año, pero lo que hace a esta isla un poco más especial es que todavía en octubre, cuando ya las temperaturas de otoño se han instalado en toda la península, aquí el agua sigue conservando el calor del verano.
Solo hay que subir a una embarcación en Alicante o en Santa Pola y en menos de una hora estaremos en una isla libre del turismo masivo (en verano puede haber más de 3.000 visitantes diariamente), con playas transparentes y mucha tranquilidad.
