El hecho de encontrar un tesoro parece esa clase de eventos que asociamos con la literatura o el cine, pero no con la vida real. Y, por otro lado, cuando escuchamos hablar de tesoros enseguida pensamos en piratas, en islas exóticas, o en el fondo del mar.
En ambos casos se trata de apreciaciones equivocadas: los tesoros forman parte de la vida real, como lo demuestran los descubrimientos que se producen cada cierto tiempo. Además, pueden estar más cerca de nosotros de lo que imaginamos, como indica un descubrimiento reciente en República Checa.
Un tesoro por valor de 300.000 euros
En febrero de este año, dos excursionistas que ascendían por el monte Zvičina, en la República Checa, se encontraron con dos cajas que habían estado enterradas en un terreno dentro del bosque donde existió una especie de construcción que había sido cubierta por la vegetación.
En una de las cajas había un bote metálico cuyo brillo llamó la atención de los senderistas, y al abrirlo se encontraron con centenares de monedas de oro. Un poco más alá vieron otra caja llena de objetos valiosos, como pitilleras, polveras, pulseras y peines de metal, entre otros.
Los excursionistas llevaron estos objetos al Museo de Bohemia Oriental en Hradec Králové, donde ha sido inventariado y donde se determinó que su valor era de aproximadamente 300.000 euros.
Un tesoro moderno
Otra costumbre común es asociar los tesoros con enterramientos o naufragios ocurridos varios siglos atrás, pero estos ocultamientos pueden ser bastante recientes, como este tesoro encontrado en República Checa, que podría tener menos de 100 años.
El inventario realizado por el Departamento de Arqueología del Museo de Bohemia Oriental indicó que el tesoro consiste en una bolsa de malla metálica, un peine, 1 polvera, 1 cadena, 10 pulseras, 16 pitilleras y 598 monedas de oro. Son estas últimas las que han ayudado a determinar en primer lugar la posible fecha del ocultamiento.
La mayoría de las monedas tienen fechas que van de 1808 a 1915, proceden sobre todo de Francia y del Imperio austrohúngaro, al que perteneció la República Checa. Se sabe que no eran monedas que estuvieran en circulación, sino una manera de ahorrar en privado, tal y como se sigue haciendo actualmente en países donde la economía y la política pueden ser muy inestables.
Otras marcaciones en monedas y objetos dieron fechas en torno a 1920 y 1930, por lo que se presume que el enterramiento pudo producirse en tiempos más recientes. En palabras del director del museo, Miroslav Novák:
“La lista de posibles razones por las que fueran enterradas está bastante clara dada la época de distintas crisis. Fue al comienzo de la guerra, con la deportación de las poblaciones checa y judía, y luego la deportación de los alemanes después de la guerra, así que hay varias posibilidades”.
Además agrega: “También hubo una reforma monetaria en los 50, que también podría haber sido el motivo”. Respecto a las monedas, el experto numismático Vojtěch Brádle señala que además de las monedas francesas y del Imperio austrohúngaro, hay otras procedentes de Bélgica y del Imperio otomano, y curiosamente no hay monedas checas ni alemanas, lo que refuerza la idea de que se trataba de un tesoro familiar.
Se espera que el estudio de las pitilleras y los otros objetos ayude a determinar el origen de este tesoro, y a establecer cuál será la recompensa de los afortunados descubridores.
Pensemos nada más en cuántos enterramientos similares a este pudieron producirse en España durante la Guerra Civil, o en el resto de Europa, en la Segunda Guerra Mundial. Quién sabe, tal vez haya un tesoro esperando por nosotros a la vuelta de la esquina.
