Gran parte de lo que nos sucede en la vida está directamente relacionado con el modo cómo la asumimos, y con algunos hábitos perjudiciales que pueden hacer que las cosas sean peores de lo que parecen.
Es cierto, la vida puede ser un valle de lágrimas, si nacemos con condiciones físicas, sociales o económicas adversas, o en países sumidos en toda clase de conflictos. Sin embargo, incluso en situaciones bastante difíciles siempre hay posibilidades de poner de nuestra parte para alcanzar cierto grado de felicidad.
Cuestión de hábitos
Muchos estudios apuntan a que poner la felicidad a nuestro alcance depende en gran parte de nosotros y no de condiciones externas, y tiene que ver en parte con corregir algunos hábitos y conductas con los que nosotros mismos saboteamos nuestras posibilidades de tener una vida plena.
Entre esos malos hábitos o conductas que podemos cambiar o corregir se encuentran la procrastinación, las malas dietas, preocuparse demasiado, criticar todo, odiar y guardar rencor, no cultivar las relaciones sociales, etc. Es importante también educar a los más pequeños.
8 hábitos que debemos evitar
Podríamos dejarlo para después, pero es mejor comenzar hablando de la procrastinación, esa terrible costumbre de dejar para mañana y pasado todo lo que tendríamos que hacer hoy. Postergar trabajos, exámenes médicos, viajes, hacer un arreglo en la casa, planes de vida, reconciliaciones, etc., es uno de los peores hábitos en esta vida, porque el tiempo se acaba.
Es importante recordar que el mejor tiempo para hacer las cosas es ahora, hacerse un plan de actividades y cumplirlo, y seguir diferentes estrategias para no procrastinar, como dar pequeños pasos en vez de ser demasiado ambicioso.
Un segundo hábito para que nos vaya mal en la vida es rodearnos de amigos y parientes demasiado tóxicos o negativos, que solo ven el lado oscuro de las cosas o que continuamente erosionan la autoestima. Somos seres sociales, y si nos rodeamos de personas negativas eventualmente terminaremos adoptando sus posturas y, de algún modo, creando las condiciones para que todo lo que hagamos salga mal.
Un tercer hábito a evitar es que nosotros seamos precisamente esa persona tóxica o negativa, alguien que crítica todo y que no deja de quejarse. Podemos tener una postura crítica sin pasar el tiempo criticando y sin quejarnos por todo, pues en algún momento vamos a terminar aislados y poniendo obstáculos para alcanzar mejores posiciones en nuestro trabajo.
Vivir continuamente preocupados y bajo presión es otro hábito que, además de afectar nuestra salud, también nos hace naturalmente infelices. Hay que aprender a desconectar y a dejar las preocupaciones laborales lejos de casa y del entorno familiar. Aprender técnicas de relajación y de meditación.
La salud, lo más importante
Descuidar nuestra salud que, aunque mencionamos en este lugar, podría estar entre los primeros hábitos que hay que evitar. Comer mal y no hacer deporte y ejercicio es una de las maneras más rápidas de alcanzar la infelicidad. Hay que saber que el sobrepeso y las enfermedades derivadas del sedentarismo y las malas dietas producen dolor, baja autoestima, condiciones de dependencia y otra serie de males que se pueden evitar ejercitándose y comiendo de forma saludable.
Guardar rencor y evadir problemas que podemos resolver se pueden considerar también dos pésimos hábitos, si queremos ser felices. Odiar o mantener el sentimiento de afrenta vivo afecta y perjudica más a quien lo tiene que a quien va dirigido. Por otro lado, evadir los problemas personales que podemos resolver, a la larga los hace más grandes e incontrolables.
Por último, no tomarnos tiempo para descansar. Es importante apartar tiempo para el ocio, para escuchar música, compartir con la familia y con los amigos, pasear por espacios naturales, ir al cine, comer rico y dormir. No dejemos fuera de nuestra vida lo mejor de estar vivos.
