Las altas temperaturas avanzan sin pausa. El sol nos abrasa, el aire se vuelve pesado e irrespirable, y la gente busca alivio en los lugares con acondicionamiento térmico. Pero la vida continúa. Hay que salir de la comodidad de la casa para trabajar, para hacer las compras o para trasladar a los niños. El calor agobiante no es válido como excusa para todas esas responsabilidades que es necesario cumplir.
Llegar al coche aparcado en la calle al sol e intentar subir a él, es abrumador. El calor concentrado y la falta de oxígeno muchas veces provocan malestar. Y por más que se ponga en funcionamiento el aire acondicionado para refrescar o que se abran las ventanillas para que el aire se renueve, el efecto del calor tarda un buen tiempo en ceder.
El método japonés para refrescar el coche
Es bueno saber que existen algunas estrategias para mantener el coche fresco, aunque las temperaturas exteriores sean exageradamente altas. Una de estas técnicas es el “método japonés”, que en estos días se ha difundido, en especial con la llegada de la ola de calor.
Es muy sencillo. En primer lugar, hay que bajar completamente la ventanilla del lado del conductor. A continuación, se abrirá y cerrará repetidas veces la puerta del acompañante, como abanicando el interior del coche. En realidad, puede hacerse a la inversa, es decir, bajar la ventanilla del acompañante y abanicar el vehículo abriendo y cerrando la del conductor. El efecto es el mismo.
No es esta la única estrategia para bajar la temperatura de un coche antes de subir a él. Hay otras medidas que ayudarán a que se caliente menos.
Usar los parasoles
En esos días de altas temperaturas, los parasoles son una ayuda fundamental para contrarrestar el calor, especialmente útiles cuando el vehículo se estaciona al sol. El uso del parasol en el parabrisas y en las ventanillas laterales actúa como una barrera que refleja los rayos solares. Se minimiza ese efecto invernadero que ocurre en espacios cerrados expuestos al sol.
Además, protegen los materiales del interior del coche, que pueden decolorarse o deformarse por las radiaciones solares. Si bien no evitan completamente el calor, lo moderan. Existe una diferencia de temperatura importante entre el coche con parasoles y sin parasoles.
Además de los parasoles comunes, existen otros mecanismos que actúan de la misma manera que el parasol. Por ejemplo, las fundas exteriores que cubren todo el coche y evitan la exposición directa. Da un poco más de trabajo colocarla, pero es muy recomendable cuando el coche pasa muchas horas estacionado.
El aire acondicionado a temperatura adecuada
Probablemente, la primera acción que una persona realiza al entrar al automóvil cuando hace calor es encender el aire acondicionado. Es indudable que es un auxiliar imprescindible. Pero hay que regularlo bien.
Si se lo hace funcionar al mínimo, de poco o nada servirá. La DGT aconseja que es conveniente que el interior del coche esté a una temperatura entre 22 y 24 grados. A esta temperatura, el consumo de combustible es razonable y se logra una climatización que hace agradable estar en el coche.
Protectores para ventanillas
Además de los parasoles, que se ponen al estacionar y se sacan cuando el coche marcha, es posible colocar láminas solares adhesivas. Estas láminas homologadas se pegan en los vidrios y disminuyen la radiación sin perjudicar la visibilidad desde adentro del vehículo.
Y, en caso de emergencia, cuando no se tiene a mano ninguno de estos elementos, una toalla o sábana de color claro, mojada, bajará un poco la temperatura del interior.
Siempre es conveniente tomarse un tiempo antes de arrancar el coche para ventilarlo. Para ello, se abren todas las puertas para dejar que circule el aire durante algunos minutos. Aunque afuera haga calor, se renovará el oxígeno y esto favorecerá el bienestar de los ocupantes.
