Las vacaciones son como un paréntesis en la vida de las personas. Alejarse de las rutinas durante unos días y cambiar de actividades renueva la vida. Las obligaciones cotidianas quedan suspendidas, los horarios fijos y las complicaciones quedan atrás y dan lugar a momentos de disfrute personal. Las personas descansan, y ese descanso consiste en que la mente se libera de la presión habitual y el cuerpo se relaja. Suelen ser días sin estrés, en los que la libertad es la guía.
Sin embargo, ese paréntesis vacacional siempre llega a su fin. Quizás los días de vacaciones se viven con mayor intensidad porque se sabe que terminan. Y luego hay que volver a casa. En el regreso se mezcla la nostalgia y la inevitable realidad, en la que la rutina vuelve a chocar e impone sus límites. Y si en esos primeros días después de la vuelta aparecen malas noticias, el ánimo se pone peor.
La noticia de que el precio de la luz aumentará significativamente tras las vacaciones, es uno de esos motivos que enfrentan a las personas a la realidad en la que hay que seguir pagando cuentas.
¿Por qué aumenta el precio de la luz?
Excusas o razones válidas, lo cierto es que desde el gobierno se han dado explicaciones acerca del aumento del precio de la luz. Lo que la gente paga cada mes por el consumo eléctrico ha sufrido un crecimiento sostenido con respecto al 2024. La producción eólica ha sido la gran esperanza para mantener el precio de la electricidad más o menos estable. Pero falta viento. Parece más una excusa que un argumento científico, pero es real. La falta de viento impide que los molinos funcionen y, por lo tanto, no se produce energía.
Así lo ha explicado la jefa de Economía. Agosto ha sido uno de los meses más calurosos del año. El uso de aire acondicionado y de sistemas de frío en los hogares y empresas ha ocasionado una mayor demanda energética. A este crecimiento del consumo, se agrega la menor producción por medios renovables. Las condiciones climáticas han sido nefastas para el sistema de generación del país.
La falta de vientos, y la menor radiación solar en ciertos momentos, han obligado a usar fuentes más caras para la producción, como el gas. Hay que tener en cuenta que la energía solar y la eólica aportan el 40% de la producción total. El sistema de producción ha entrado en tensiones y para satisfacer las necesidades de la población hay que gastar más.
¿Cuánto ha subido el precio mayorista de la electricidad?
En julio, el precio mayorista se situó en los 72 euros, 25 euros más que en mayo. Y se estima que está llegando a los 90 euros MWh, el más alto en estos últimos meses. A los problemas de generación y del sistema eléctrico en sí mismo, se suma la eliminación de los beneficios fiscales. Ya no se aplica la rebaja del IVA, por lo que el impuesto volvió al 10%. El impuesto especial sobre electricidad también se ha normalizado.
Todo esto se refleja en la factura de la luz. Los pronósticos no son alentadores. El experto en energía Antonio Aceituna ha anunciado que, si sigue este calor intenso y no se activa la generación eólica, llegarán facturas de luz de 150 euros en septiembre.
El sistema eléctrico español es dependiente del clima
Estos picos y la tendencia en ascenso del precio de la electricidad son indicios claros de que el sistema eléctrico español es cada vez más sensible a los cambios en el clima. Si bien la producción eólica y solar va contribuyendo a la sostenibilidad del planeta, ha expuesto al país a esta dependencia de los fenómenos meteorológicos. Esta realidad exige más capacidad de almacenamiento y también una planificación energética más cuidada.
No parece haber salvación. Por todo ello, si a la vuelta de las vacaciones las personas se encuentran facturas eléctricas muy abultadas, no deben pensar que hay errores o desperfectos. La explicación es simple: el precio de la electricidad subió.
