Son días de descanso para quienes han podido salir de vacaciones, o buscan alivio al calor en jardines y balcones, mientras disfrutan de una bebida refrescante acompañados por amigos y familiares. Son esos días en los que logramos librarnos del estrés, y aunque sea en parte de las preocupaciones diarias, y podemos enfocarnos en esos temas más o menos filosóficos, o de interés general, que suelen aflorar en las conversaciones por esta época y que no siempre consiguen una respuesta definitiva, como el tema de qué bebida engorda más, ¿el vino o la cerveza?
Vino o cerveza: una cuestión de medidas
Una cosa que lamentan muchas personas amigas de las conversaciones de sobremesa, que se extienden mucho más durante el verano, es el modo en como internet va rematando las largas discusiones sobre cualquier tema. Y lo hace desde los resultados de un partido de fútbol en un torneo de 1980, hasta quién fue el primero en declarar el comienzo de una guerra.
En la actualidad y en cuanto comienza la discusión, alguien busca en Google en uno de los móviles que están sobre la mesa y hasta ahí llega el debate. Pero hay temas que logran escapar a esta guillotina de temas de verano, como es el de cuál de estas dos bebidas engorda más: el vino o la cerveza. Por suerte, para los que gustan de debates largos, no parece haber consenso entre nutricionistas e investigadores, aunque sí coinciden en que hay que considerar aspectos tales como la cantidad de calorías, el efecto metabólico de ambas bebidas y el modo como se consumen.
El tema de las calorías y los hábitos de consumo
Desde una perspectiva podría considerarse el tema resuelto: una copa de vino contiene entre 110 y 130 calorías (el blanco tiene menos que el tinto); mientras que una misma cantidad de cerveza, 150 mililitros, que es la capacidad aproximada de una copa, solo aporta 65 calorías.
¿Fin de la discusión? Sí y no, porque generalmente los consumidores se toman más de una lata de cerveza, que equivalen a 600 mililitros, mientras en el caso del vino rara vez se pasa de 2 copas. Otra cosa que debemos tener en cuenta es que las cervezas artesanales suelen tener más calorías que las industriales.
Los acompañantes también importan
Otro punto a favor del vino es que a menudo se pide para acompañar comidas completas, que incluyen carnes, pescados y vegetales, mientras que las cervezas se toman con snacks salados, menos saludables y con mayor carga calórica. Es bueno saber que cuando ingerimos cualquiera de los dos licores el hígado deja de procesar los lípidos para dedicarse al alcohol. ¿Esto qué significa? Que lo que estemos comiendo mientras bebemos se va a convertir directamente en grasa corporal.
El vino tiene mayor contenido de alcohol que la cerveza, 8 grados más, lo que equivale en cierta forma a que el hígado trabaja más en su eliminación, y no lo hace tanto con la cerveza, pero esta aporta más carbohidratos y azúcares.
¿Y qué dicen los estudios científicos?
Los estudios más recientes afirman que ninguna bebida alcohólica es saludable, sin importar cuán moderados seamos, pero eso no es lo que estamos debatiendo. Un estudio publicado en Nutrition and Obesity indica que bebidas como la cerveza y otros licores favorecen la acumulación de grasa corporal, pero que un par de copas de vino acompañando las comidas no parece favorecer el aumento de peso.
En general, podemos afirmar que el vino engorda menos que la cerveza, aunque esto puede no ser cierto si bebemos las mismas cantidades de ambas bebidas. En todo caso, bebamos con moderación y disfrutemos del verano.
