La creatividad y el ingenio con capacidades humanas muy poderosas. Han permitido el desarrollo del arte, de los descubrimientos científicos, de las innovaciones tecnológicas y de la civilización en general. Pero también, y cada vez más, son capacidades empleadas con fines ilícitos, para robar y cometer delitos. En este ámbito, se inventan modos de estafas y robos de dimensiones diferentes. Se estafan grandes empresas, y se cometen robos a pequeños comerciantes y a ciudadanos particulares.
La empleada de frutería que fue noticia por su gran robo, sin duda fue muy ingeniosa para lograr sus objetivos disimuladamente. Trabajó en esto durante mucho tiempo, con robos de poco dinero que se fueron sumando en el día a día del comercio. Cuando se detectó el delito, se había quedado con 8.800 euros de la empresa.
¿Cómo hacía la empleada para este robo de hormiga que le permitió llevarse tanto dinero?
La víctima del robo fue una cadena de verdulerías en Palma, Mallorca. Durante varios meses, mientras trabajaba, la empleada se ingenió para quedarse con pequeñas sumas de dinero. No lo sacaba directamente de la caja, sino que su método era mucho más ingenioso y disimulado. La mujer era cajera y realizaba el arqueo de caja que suelen hacer los comercios a la hora del cierre. Este recuento permite comprobar que el dinero disponible en la caja en ese día coincide con los registros de ingresos y egresos.
De acuerdo con la normativa legal, la empresa trabaja con la política de que los clientes pueden devolver mercancía que se le ha vendido en mal estado. Para ello, se debe presentar el ticket de compra.
¿Qué hacía la empleada ladrona? Cada día, cuando procesaba el recuento de caja, la empleada generaba devoluciones de mercadería con tickets falsos que ella misma había registrado en el sistema. Esa era su maniobra. Se inventaba clientes que devolvían frutas y verduras y se quedaba con los importes de esas devoluciones. En la realidad, ningún cliente devolvía mercancía ni se le devolvía ese dinero que ella se llevaba.
Tanto la venta y el ingreso del dinero a la caja como la devolución de la mercadería por parte del cliente y el reintegro del dinero correspondiente eran fraudulentos.
¿Cómo se sospechó en la frutería de esa manipulación de devoluciones para el robo?
El personal contable de la empresa logró detectar la irregularidad que permitió descubrir el robo. Llamó la atención que en la sucursal en la que trabajaba esta empleada el volumen de devoluciones de mercadería superaba mucho a los demás puntos de venta. Además, estas devoluciones no tenían justificación alguna. Mediante esta estratagema, la empleada generaba entre 70 y 120 euros por día, que pasaban a su bolsillo.
La empresa realizó la denuncia y la investigación estuvo a cargo del grupo de Delincuencia Económica y Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional. La policía especializada realizó una inspección interna del sistema informático de ventas del establecimiento. Después de analizar los registros de ventas, de las devoluciones y de cruzar datos, los hechos quedaron en evidencia y ya no hubo dudas. Muchas devoluciones tenían lugar en el horario en que la cajera en cuestión que trabajaba sola.
Así se descubrió el modus operandi y el patrón irregular diario de devoluciones. La empleada fue detenida y puesta a disposición judicial. Hasta el momento, no se ha hecho público el estado del juicio ni se conoce que exista una sentencia específica. Se sabe que el proceso sigue su curso, por lo que está pendiente la resolución del juez.
Las pruebas obtenidas por la policía junto con la documentación aportada por la empresa denunciante no dejan lugar a dudas acerca de la culpabilidad de la empleada. Probablemente, a partir de esta sentencia las empresas afinen sus sistemas de seguridad y surgirán medidas adicionales para los controles.
