Desplazarse como lo hacen otros animales puede parecer un juego de niños, y en muchos casos lo es, pero también ha probado ser una excelente manera de ejercitar y fortalecer músculos. Y hasta puede ser una manera de reencontrarnos con nuestros inicios, con lo que fuimos antes de dar nuestros primeros pasos, hablando literalmente. No se trata de volver al “gateo” infantil, tan humano, pero sí a un desplazamiento similar, tratando de hacerlo como otro animal, razón por la que uno de los nombres de este ejercicio es precisamente “gateo del oso”.
El gateo o la caminata del oso
Imitar los movimientos de otros animales o sus posiciones es un recurso presente en muchas técnicas de ejercitación y “meditación en movimientos” desde hace varios siglos. Evidencia de ello son algunos movimientos y posiciones en disciplinas como el yoga, el tai chi y otras disciplinas físicas en el resto del mundo. El ejercicio del que vamos a hablar a continuación no tiene una trayectoria tan prestigiosa, pero ha probado ser un ejercicio bastante completo para fortalecer el cuerpo. Sobre este ejercicio Javier Giménez, CEO de Healthy Fitness y entrenador personal, explica:
“La caminata del oso, o bear crawl, es un ejercicio de desplazamiento en cuadrupedia donde se camina sobre manos y pies manteniendo las rodillas ligeramente elevadas del suelo, entre 5 y 10 centímetros. Se inicia en posición de plancha, se flexionan las rodillas sin tocar el suelo, y se avanza coordinando el movimiento de mano y pie opuestos”.
El nombre técnico de este ejercicio vendría a ser “plancha dinámica con desplazamiento”, aunque los entrenadores en los gimnasios prefieren hablar de bear crawl.
Las ventajas de caminar como un oso
El nombre vulgar de este ejercicio no puede ser más ilustrativo, tal y como señala el entrenador, “el cuerpo se mantiene en posición de mesa baja durante todo el desplazamiento, imitando el movimiento de un oso”. Esta forma de desplazarse obliga a trabajar los músculos de brazos, piernas, hombros y el conjunto de músculos que se encuentran en el tronco, desde los glúteos hasta los abdominales, y que los entrenadores suelen englobar bajo el término inglés core.
Pero este va más allá de fortalecer los músculos; ejecutarlo bien “requiere de una sincronización precisa entre extremidades opuestas”, con lo que contribuimos a mejorar nuestro equilibrio, y de paso obligamos a los abdominales a hacer un esfuerzo adicional. Por otro lado, al caminar como osos, además de divertir o atemorizar a nuestros hijos pequeños si lo hacemos en casa, hacemos un esfuerzo que pone a trabajar también el sistema cardiovascular. También tiene efectos benéficos en hombros y caderas, dos partes del cuerpo que tienden a resentirse con el paso de los años, sobre todo cuando llevamos una vida muy sedentaria.
En resumen, caminar como un oso fortalece nuestros músculos, mejora nuestro equilibrio y aumenta la resistencia física; y sirve para ejercitar músculos a los que habitualmente prestamos poca atención.
Cosas que no debemos hacer cuando hacemos este ejercicio
Es un ejercicio aparentemente sencillo, pero que debemos realizar de forma correcta para que cumpla con sus objetivos, y debemos recordar que no se trata de jugar a hacer el oso, en especial si hay niños presentes, sino de caminar como este animal. Debemos recordar también que una mala postura puede terminar en lesión.
El primer error por evitar es el de elevar demasiado las caderas: no debemos quedar en forma de “V” invertida, sino de la forma más horizontal posible; tampoco debemos separar demasiado las rodillas del suelo. Hay que hacer el ejercicio de forma coordinada, sincronizando el movimiento de la pierna con el del brazo opuesto, no tratar de desplazarnos demasiado rápido, y tener en cuenta que el objetivo de este ejercicio es fortalecer músculos, no lesionarnos o convertirnos en osos.
