“Le haré una oferta que no podrá rechazar”, de la primera entrega de El Padrino, es quizás una de las frases más famosas de la historia del cine, junto con aquella de “creo que puede ser el comienzo de una bella amistad”, de la inolvidable Casablanca. Y no es la única que nos ha dejado este ciclo dirigido por Francis Ford Coppola, y que comenzó en 1972.
Hay otras frases famosas de esta primera entrega, que giró en torno a la figura de don Vito Corleone, interpretado por Marlon Brando, pero hay una que no se dijo y sin embargo muchos espectadores en todo el mundo creen haber escuchado: “Silencio, por favor”.
La escena que no sucedió
Si somos seguidores de la saga, es probable que recordemos esta escena: Vito Corleone se encuentra en su oficina, que está a media luz, escuchando a sus consejeros, que hablan a la vez sobre decisiones que hay que tomar, y en eso levanta la mano y dice: “Silencio, por favor”. ¿La vemos? Esta escena nunca existió.
Millones de personas creen haberla visto, pero Marlon Brando nunca dijo estas palabras. Es simplemente otra manifestación de lo que se conoce como “efecto Mandela”. Y la referencia inicial a Casablanca no es gratuita, ya que también en esta película hay una famosa frase que nunca se dijo: “Tócala de nuevo, Sam”.
La escena de El Padrino de algún modo está en la película, pero la frase es una invención de nuestro cerebro, quizás producto de la magistral actuación de Marlon Brando, que con un gesto expresa esta frase sin necesidad de decirla, y que ahora forma parte de nuestra versión de la película.
Ni “Play it again, Sam” ni “Silencio, por favor” se dijeron en estos filmes, pero están en la cabeza de millones de espectadores de todo el mundo, y la primera hasta sirvió de título a una película de Woody Allen que curiosamente se filmó el mismo año que la primera de El Padrino, 1972.
En qué consiste el “efecto Mandela”
Se denomina “efecto Mandela” a un falso recuerdo que puede ser compartido por millones de personas, y lleva el nombre del famoso dirigente sudafricano porque, cuando este murió en 2013, sorprendió a mucha gente que no solo ya lo daba por muerto, sino que recordaba haber visto su entierro en los medios de comunicación en los años 80.
Estos falsos recuerdos son más comunes de lo que parecen, y en parte se explican porque nuestro cerebro reconstruye los recuerdos cada vez que los evocamos e incorpora modificaciones, que en algunos casos pueden coincidir en muchas personas.
En el caso de El Padrino, se trata de una película que ha sido citada una y otra vez y que además ha sido imitada y parodiada hasta el cansancio (¿recordáis la famosa escena de los mafiosos de Los Soprano tratando de imitar a los mafiosos de El Padrino?), lo que contribuye a hacer más borrosos o maleables los recuerdos de la película original.
A esto hay que agregar la poderosa actuación de Marlon Brando, al que actualmente es imposible disociar de la figura de Vito Corleone, un hombre que puede manifestar todos los atributos del poder incluso cuando parece débil o estar al borde de la muerte.
Esta fuerte caracterización del personaje nos ha hecho inventar una frase que nunca dijo, pero que imaginamos perfectamente en sus labios, interrumpiendo una discusión entre Sony Corleone (James Caan) y Tom Hagen (Robert Duvall). Pero en realidad el personaje de Brando es tan fuerte que solo necesita un gesto para hacerse obedecer.
De algún modo, el “efecto Mandela” recrea estas escenas y es probable que en el futuro haga surgir nuevas frases en el cine que nunca se dijeron.