En nuestra dieta diaria participan un sinnúmero de ingredientes y especias que usamos para dar gusto a las comidas, y a los que no damos mayor importancia. Este es el caso del orégano, una hierba aromática originaria de Asia y del Mediterráneo y muy presente en nuestra cocina.
El orégano se utiliza en carnes, salsas, es fundamental en preparaciones como las pizzas, su aroma es inconfundible y está muy presente en diferentes gastronomías. Lo que muchos desconocen es que esta hierba tiene además propiedades medicinales, que van desde combatir infecciones hasta aliviar dolores articulares.
Una especia que es también un antiinflamatorio natural
La relación tan cotidiana que tenemos con el orégano se refleja hasta en su nombre científico, Origanum vulgare. La planta es originaria del Mediterráneo y del norte y oeste de Asia, y ha sido utilizada como ingrediente en las cocinas mediterráneas desde hace varios miles de años.
En la Antigüedad, se le atribuían poderes afrodisíacos y también se sembraba alrededor de las casas para protegerlas de fuerzas malignas.
Lo que sí es cierto es que esta planta posee varios compuestos bioactivos, como el timol y el carvacrol, con propiedades antiinflamatorias, antimicrobianas y antioxidantes.
Los procesos inflamatorios pueden generar dolor y sensación de rigidez en las articulaciones; al actuar como desinflamatorio, el orégano alivia el dolor y contribuye a hacer más flexibles las articulaciones.
Esta planta también contiene ácidos fenólicos y flavonoides que protegen las células del daño causado por los radicales libres. Estos compuestos antioxidantes fortalecen el sistema inmunológico y ayudan a prevenir enfermedades crónicas.
A esto hay que sumar la beta-cariofilina (E-BCP), un compuesto orgánico que interactúa con los receptores cannabinoides del organismo, y que ayuda a reducir la inflamación que acompaña enfermedades como la artrosis y la osteoporosis, y también sirve para tratar enfermedades cardiovasculares.
Hipócrates, el orégano y la medicina popular
Considerado como el padre de la medicina occidental, Hipócrates en el siglo V a.C. recomendaba el uso del orégano como antiséptico, y para tratar enfermedades respiratorias y del estómago.
Además de las propiedades ya mencionadas y comprobadas (antiinflamatorio, antimicrobiano y antioxidante), la medicina popular lo recomienda como antifúngico, analgésico, digestivo y carminativo (para combatir o evitar la formación de gases).
También se recomienda como diurético, expectorante, tranquilizante y para bajar la tensión arterial.
Cómo aprovechar las propiedades del orégano
Generalmente se utiliza como condimento, agregándole a salsas, carnes, diferentes guisos o sobre la masa de la pizza antes de hornear. Sin embargo, hay otras maneras de utilizar esta planta para aprovechar sus propiedades medicinales.
- Lo podemos tomar como una infusión, mezclando una cucharadita de orégano seco en una taza de agua caliente. Solo hay que esperar un poco y luego beberlo.
- Para despejar las vías respiratorias y combatir el catarro, se pueden hacer inhalaciones, agregando esta hierba a agua hirviendo y aspirando el vapor.
- Espolvoreado sobre las comidas, fresco o seco, una vez que estén cocinadas, para aprovechar mejor sus propiedades.
- También se puede utilizar en forma de aceite esencial: inhalarlo o aplicarlo en la parte del cuerpo que se quiere desinflamar.
Como cualquier otro ingrediente, debe usarse con moderación, y recordar que las personas que son alérgicas a la menta y a la albahaca también pueden serlo al orégano. En realidad son de la misma la misma familia, Lamiaceae, a la que también pertenecen el romero y el tomillo.
Orégano es una palabra de origen griego cuyo significado es “alegría de la montaña”, y ciertamente lo es, por su presencia en nuestras principales recetas y por todos los beneficios que proporciona a nuestro organismo.