El precio de los combustibles siempre es tema de conversación. En definitiva, su valor repercute en la vida de todos. No solo tiene incidencia en los que conducen vehículos, sino también en el precio del transporte y en los productos y servicios básicos. Por eso, especialmente cuando se anuncia alguna subida, se generan reacciones inmediatas. La gente protesta y critica a los dueños de las gasolineras. Existe la creencia extendida de que ellos son los únicos responsables del precio del combustible.
Muchas personas piensan que esos aumentos son arbitrarios y que los decide el empresario que gestiona la estación. Les parece que cuando quiere ganar más, sube los precios y listo. Y creen que el alto costo que tienen hoy todos los combustibles en España se debe al porcentaje que se lleva el dueño de la gasolinera. Aunque esta idea es comprensible porque la gasolinera es la cara visible en el manejo de los combustibles, es una creencia equivocada. Las estaciones de servicio no fijan libremente los precios. Están sujetas a una cadena de factores que define el precio final.
Es un negocio de alta exigencia en la operatividad, que requiere de dedicación permanente. Además, se pagan muchos impuestos y costes de funcionamiento, de empleados, proveedores y distribuidoras. Y, ante todas estas erogaciones, en realidad los márgenes de rentabilidad del dueño son reducidos, mucho menores de lo que la gente cree.
¿Qué dicen los dueños de gasolineras acerca de sus ganancias en el negocio del combustible?
Para investigar la realidad del negocio del combustible y transmitirla a sus seguidores, el influencer Adrián G. Martin realizó una entrevista al Empresario Tomeu Clar. Clar es dueño de siete estaciones de servicio en Mallorca. En el intercambio, el empresario desmintió el mito de que las gasolineras son fuente de riqueza para quienes las gestionan.
Clar explicó que de lo que el cliente paga por cada litro, aproximadamente un 55% se lo llevan los impuestos y un 30% es el coste de la materia prima. Una vez descontados los gastos de almacenamiento, transporte, distribución y otros costes operativos, el margen de ganancia es entre 10 y 25 céntimos por litro. Según Clar, las ganancias netas rondan un 8% o un 10%, y para lograr esos resultados hay que dedicarse tiempo completo al negocio.
El negocio rinde si el volumen de litros vendidos es muy alto
Las cifras del negocio de Tomeu Clar impactan. En la suma de las siete gasolineras que gestiona su grupo, factura un total de unos 20 millones de euros al año. Es mucho dinero, es verdad, pero se debe tener en cuenta que es el resultado de las siete estaciones de servicio que en conjunto venden 15 millones de litros.
Por eso, el empresario insiste en que la clave no es la rentabilidad por litro, y que el negocio rinde si hay un importante volumen de ventas. En la cantidad de litros vendidos está el verdadero beneficio del sector. Para lograr la viabilidad del negocio y mejorar la rentabilidad, muchas estaciones han evolucionado para convertirse en centros de servicios multifuncionales. Mientras repostan, los clientes compran en tiendas Carrefour Express, toman un café, lavan el coche, entre otros servicios.
Un crecimiento de 63 años en el negocio de los combustibles
La empresa de Tomeu Clar comenzó en 1962 cuando abrió una gasolinera. Con esfuerzo y mucho trabajo fue expandiéndose hasta lograr las siete estaciones de servicio que hoy gestiona. Trabajan en ellas 60 empleados. Además, cuenta con una compañía propia de distribución, Balear Oil. Distribuye gasóleo bonificado para agricultores y gasóleo de calefacción.
El empresario advierte que hay muchas trabas administrativas que dificultan los emprendimientos en el negocio. Destaca que para obtener una licencia se tarda entre cuatro y cinco años, lo que desanima a muchos. Estas trabas, combinadas con los márgenes reducidos de ganancias, complican el escenario del abastecimiento de combustibles.
