Sostén, sujetador, corpiño, brassière, son algunos de los nombres que se le da a una prenda que, aunque tiene antecedentes que remontan su origen a la antigua civilización cretense, realmente comenzó a hacerse habitual entre mujeres pertenecientes a clases privilegiadas desde hace poco más de siete siglos. Lo mismo o parecido sucede con los bañadores femeninos. Pero su uso se generalizó en el transcurso del siglo XX, aunque también en este siglo liberarse del sujetador fue un conocido gesto político y feminista.
Si no pertenecemos al grupo de las que decidieron librarse del sujetador, entonces es muy probable que nos encontremos en el de las que se preguntan cuántas veces se puede usar antes de colocarlo en la cesta de la ropa sucia. O bien lavarlo inmediatamente, para que vuelva lo más pronto posible a su actividad regular.
¿Qué dicen los expertos, de Procter and Gamble?
No existe una norma fija o una regla que indique cuántas veces se puede usar el sujetador antes de ponerlo a remojar en agua con detergente y, como pasa con otras prendas de vestir, las veces que se puede usar va a depender de condiciones externas como el clima, la intensidad de la actividad física que tengamos y hasta el nivel de estrés (que puede ponernos a sudar más).
En promedio, las mujeres lavan esta prenda una vez que la han utilizado dos o tres veces, y hay quienes lo usan hasta seis veces, aunque esto quizás sea un poco extremo. Los expertos del Departamento de Investigación Científica de Procter and Gamble, una compañía reconocida y líder en el desarrollo de grandes marcas de detergentes y productos de limpieza, recomiendan lavar esta prenda cada vez se haya usado como máximo 5 veces.
Más allá de este número podría considerarse falta de aseo, aunque estemos en invierno, no sudemos y podamos pensar que se trata de una prenda que casi nunca se ve.
Excepciones y contraindicaciones
Si se trata de un sostén deportivo y acudimos con frecuencia al gimnasio, definitivamente hay que lavarlo cada vez que lo usemos, por razones obvias. Por otro lado, los expertos tampoco recomiendan lavar el sujetador convencional cada vez que se use. La lencería por lo general está elaborada con telas más delicadas y con encajes que pueden dañarse por los químicos y el lavado excesivo.
También puede verse afectado el material elástico que cumple una importante labor en esta prenda íntima.
¿Estamos lavando bien nuestro sujetador?
Si estamos lavando el sujetador con el resto de la ropa sucia, hay que decir de entrada que estamos cometiendo un serio error, pues la lavadora puede convertirse en un lugar donde las bacterias pasan de una prenda a otra. En la práctica el sujetador, por las características de su diseño, puede enredarse con otras piezas y perder o dañar los broches, o alguna de las tiras.
Si además se utiliza agua caliente, esta puede afectar los elásticos y dañar el tejido del sujetador, si es muy delicado. Si se va a lavar en lavadora, se recomienda hacerlo solo con otras prendas íntimas, utilizando agua fría y el ciclo de ropa delicado. Si se va a lavar a mano, que es lo que normalmente se aconseja, podemos hacerlo siguiendo estos pasos:
- Mezclar en un recipiente, o en el fregadero, agua fría con detergente líquido y luego poner a remojar el sujetador.
- Asegurarse de que los cierres y broches están acoplados. Mover suavemente el sujetador y dejar en remojo unos 10 minutos.
- Frotar con cuidado la parte del sujetador que hace contacto con las axilas y las tiras que hacen contacto con la espalda.
- Cambiar el agua y aclarar con agua corriente y limpia; poner a secar de manera tal que no sufra ninguna deformación.