La península ibérica fue un lugar donde confluyeron no solo diferentes culturas, sino también distintas especies de humanos, que dejaron rastros y señales de su presencia que van desde huesos hasta grandes monumentos arquitectónicos. En este sentido, es debido a esto que no sorprende que en España haya 50 sitios declarados Patrimonio de la Humanidad.
Uno de los últimos sitios en ser declarado Patrimonio de la Humanidad se encuentra en las Islas Baleares, específicamente en Menorca, y es testimonio de una de las culturas menos conocidas de nuestro país: la Menorca talayótica.
La Menorca talayótica
Es el nombre que se ha dado al conjunto de monumentos arquitectónicos que se encuentran principalmente en Menorca, aunque también hay testimonios de esta cultura en Mallorca y en un par de islotes; y que abarcan un período que va desde el 1600 a.C. hasta el 123 a.C., cuando comenzó la ocupación romana.
El conjunto está constituido por 9 áreas donde se ubican 280 yacimientos arqueológicos, presentes en todo el archipiélago. La zona incluye santuarios, monumentos funerarios, viviendas, asentamientos y puntos de observación astronómica, entre otros espacios, abarcando una superficie de más de 700 km2.
Se trata de una cultura mediterránea que se desarrolló en relativo aislamiento, aunque tiene claras conexiones con la península, y uno de sus principales atractivos, especialmente en el interior de Menorca, es que el paisaje ha sido poco intervenido y sigue siendo muy parecido al que rodeó a los seres humanos que fueron parte de esta cultura.
Hablamos de un pueblo que se dedicaba al cultivo de cereales y a la cría de cabras y ovejas, y que parece haberse desarrollado de espaldas al mar, sin aprovechar los recursos marinos y con la mayoría de las construcciones en el interior de las islas.
Un pueblo de gigantes: la cultura ciclópea
Una de las principales características de la cultura talayótica es el uso de grandes bloques de piedra, colocados en diferentes estructuras y sin utilizar ningún tipo de argamasa. Es lo que se conoce como arquitectura ciclópea.
Las estructuras que dan nombre a esta cultura son los talayots; hay más de 300 y, en general, se caracterizan por ser estructuras verticales cuya función no está muy clara, aunque se cree que servían de puntos de observación astronómica.
Los otros elementos arquitectónicos que destacan en esta cultura son las navetas, las casas circulares, los recintos de taula y los hipogeos, estos últimos, cuevas excavadas que servían de vivienda o de espacio funerario.
Quizás los monumentos más llamativos y complejos son las navetas, con su apariencia de barcos invertidos y sus paredes de piedra sin argamasa. Eran monumentos funerarios colectivos, y uno de los mejor conservados que podemos visitar es la naveta de Tudons, cerca de Ciutadella.
Menorca talayótica, el proceso para convertirse en Patrimonio de la Humanidad
España es uno de los países con mayor número de sitios declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Según datos oficiales, con 50 lugares es el quinto país, solo detrás de Italia, China, Francia y Alemania.
Entre las pinturas rupestres de la cueva de Altamira, la Alhambra y los edificios de Gaudí en Barcelona, la Menorca talayótica constituye un testimonio excepcional de un momento de la historia cultural de la península, como es el paso del Neolítico a culturas más desarrolladas del Mediterráneo.
La propuesta de declarar este conjunto de monumentos y yacimientos en Patrimonio de la Humanidad comenzó a manejarse desde 2010, pero fue solo en 2023 cuando el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios de la Unesco determinó que Menorca talayótica cumplía con los criterios para ser declarada Patrimonio de la Humanidad.