Junto con los plátanos, cítricos y manzanas, las uvas se encuentran entre las frutas que más se consumen en todo el mundo. Son deliciosas, refrescantes y han estado con nosotros alrededor de 6.000 años, desde que se domesticaron las primeras vides en el Cáucaso. Y sin embargo, todavía tenemos dudas a la hora de limpiarlas. Son pequeñas, vienen en racimo y parece muy fácil estropearlas.
Es una cuestión importante, porque es una fruta que se suele comer completa (hay quienes le retiran la piel, pero son unos exagerados), incluso cuando se trata de variedades con semillas, y son tan delicadas que da la impresión de que al manipularlas para limpiarlas podemos dañarlas. En torno a este tema, presentamos las recomendaciones de dos expertos.
Dos formas de lavar las uvas
La recomendación más sencilla es la que hace la escritora y dietista certificada Melanie Marcus, y es que simplemente coloquemos las uvas bajo agua corriente y retiremos la suciedad con los dedos, suavemente, para no romper la fruta. Marcus no recomienda utilizar jabón o desinfectantes, pues la piel de la fruta es porosa y se puede alterar su sabor.
En sus propias palabras: “la mejor manera de lavar las uvas es enjuagarlas con agua corriente fría mientras se frotan suavemente para eliminar la suciedad y los residuos”.
La segunda alternativa para disfrutar de unas uvas completamente limpias la ofrece el profesor Xiaonan Lu, PhD y docente de la Universidad McGill e integrante de la División de Microbiología de Alimentos del Instituto de Tecnólogos de Alimentos, y consiste en poner a remojar las uvas en agua en la que previamente se haya disuelto una cucharada de bicarbonato de sodio.
Hay que dejar las uvas en esta solución durante unos 15 minutos, y a continuación enjuagar con abundante agua corriente. Este especialista señala que “el bicarbonato de sodio es particularmente eficaz para eliminar los residuos de pesticidas”.
Otros consejos sobre el lavado y la conservación de las uvas
El doctor Lu también recomienda el uso del vinagre blanco: “puedes remojar las uvas en una solución de una parte de vinagre por tres partes de agua entre 10 y 15 minutos. Este método ayuda a inactivar ciertas bacterias y eliminar algunos pesticidas”.
Volviendo a Melanie Marcus, esta autora también señala que no solo hay que lavar las uvas sino también saber cuándo hacerlo. Si las uvas se lavan y después se guardan en la nevera, es probable que duren mucho menos que si se lavan poco antes de consumirlas. Si prefieres lavarlas antes de guardarlas, es conveniente secarlas bien con papel absorbente, pues dejarlas húmedas favorece la aparición de bacterias y moho.
Si queremos que las uvas se conserven durante más tiempo es aconsejable ponerlas en la nevera, y conservar el envase original, si se trata de estas bolsas que vienen perforadas para facilitar la circulación del aire. No es recomendable guardarlas en envases herméticos, pues al no haber circulación de aire se favorece la condensación, y con la humedad puede llegar también el moho.
Si no se van a comer de inmediato, no es conveniente dejar las uvas a temperatura ambiente. En este sentido, el lugar para que se conserven durante más tiempo y en buenas condiciones es la nevera, y en la nevera el mejor lugar es el espacio destinado a los vegetales, que por lo general es un cajón donde las bajas temperaturas permanecen constantes.
Las uvas son diuréticas, antiinflamatorias, ayudan a mantener una vista sana y son ricas en antioxidantes, por lo que es recomendable consumirlas con la mayor frecuencia posible, pero siempre bien lavadas, libres de suciedad y pesticidas.