Si hay algo que abunda en España son las ciudades y pueblos para visitar, conocer y disfrutar en cualquier momento del año. Y ello aunque en verano hay algunos lugares que se saturan por la cantidad de turistas nacionales y extranjeros, y hay otros que quedan a mucha distancia y requieren más tiempo disponible para visitarlos.
Y otros lugares que hacen recordar “La carta robada”, de Edgar Allan Poe, que son como un secreto guardado a plena vista. Es decir, una ciudad que se encuentra a apenas una hora de Madrid, si vamos en AVE, y donde podemos pasar un fin de semana inolvidable, sin estar presionados por el movimiento de un gran número de turistas de vacaciones.
La antigua capital de España (y no, no fue Madrid)
Estamos hablando de Valladolid, capital de Castilla y León y por breve tiempo, en el siglo XVII, capital del Imperio español. Un espacio donde se casaron los Reyes Católicos, donde murió Cristóbal Colón, pasó Fernando de Magallanes e hicieron vida figuras como Cervantes, Quevedo y Zorrilla, entre otros. Es también una ciudad pequeña con grandes monumentos arquitectónicos que se pueden visitar durante un fin de semana, sin tener que hacer colas o ser empujados por un excesivo número de turistas, y con precios de transporte, alojamiento y restaurantes bastante accesibles.
Mención especial merecen las tapas, pues Valladolid es sede del Concurso Nacional de Pinchos y Tapas, un evento que ha dejado su marca en los sitios donde podemos beber y comer en la ciudad. Las principales zonas de tapas: la calle Correo y sus alrededores, San Martín, Paraíso y San Miguel.
Lugares que ver y visitar en Valladolid
En Valladolid podemos comenzar por la Plaza Mayor de la ciudad, y sentarnos en algunas de las terrazas que abundan a su alrededor para planificar el recorrido, mientras admiramos la vista de esta plaza que conserva su diseño del siglo XVI. Podemos decidir si vamos a dedicar el tiempo a varios de los museos importantes de la ciudad, como el Museo de Arte Contemporáneo, el Museo Nacional de Escultura o el Museo Oriental. También podemos visitar las casas museos de José Zorrilla, autor de Don Juan Tenorio, de Miguel de Cervantes, donde terminó de escribir el Quijote, o la de Cristóbal Colón.
Podemos visitar los templos más emblemáticos de la ciudad, como la Iglesia de Santa María la Antigua, con un campanario románico del siglo XII, la Iglesia de San Pablo, una magnífica construcción del siglo XV. Seguiremos con la Catedral de Valladolid, una de las más grandes de España o la Iglesia de San Benito, un monumento arquitectónico del siglo XVI.
Más allá de iglesias y museos, la ciudad posee un espacio urbano ideal para los paseantes; pasos que nos pueden llevar, si nos atraen los jardines, a Campo Grande, un parque urbano con esculturas, fuentes, un lago artificial y espacios donde puedes ser sorprendido por pavos reales. Valladolid también ofrece calles llamativas para simplemente deambular, disfrutar de su arquitectura y detenerse de vez en cuando para sentarse en una plaza, como la del viejo Coso, o disfrutar de una cerveza o una copa de vino acompañado por unas ricas tapas.
Calles peatonales que no podemos dejar de recorrer y disfrutar: las calles Santiago y Cebadería. La primera es la calle principal de la ciudad, con una gran cantidad de tiendas, bares y restaurantes; y la segunda tiene un encanto particular, producto en parte de sus pasajes techados. Y hablando de pasajes, no podemos venir a Valladolid y dejar de caminar por el Pasaje Gutiérrez, una de las últimas galerías comerciales de este tipo que quedan en España.
Y podemos concluir nuestra primera visita a Valladolid, que seguramente no será la última, contemplando el atardecer en la Playa de las Moreras, en el río Pisuerga.
