En pocas décadas, China ha pasado de ser uno de los grandes países con mayores problemas de contaminación a estar la vanguardia en el desarrollo de grandes infraestructuras para la producción de energía limpia. Y esto sin olvidar el papel que está jugando en la conversión del parque automotor mundial del uso de combustibles fósiles al de los motores 100% eléctricos.
En este proceso, el Estado chino ha realizado inversiones extraordinarias, que en algunos casos están produciendo un impacto notable en el paisaje, que no siempre es negativo, como sucede con las grandes presas hidroeléctricas.
De desierto a zona de pastoreo: el efecto secundario de una granja solar
Cuando se habla de granjas solares o de granjas fotovoltaicas, naturalmente nadie piensa en animales sino en grandes extensiones ocupadas exclusivamente por paneles solares, que toman la energía del sol para convertirla en energía eléctrica. Actualmente, las dos granjas solares más grandes del mundo se encuentran en China: el parque solar de Golmud, y el parque solar de Qinghai. En este último, más de siete millones de paneles solares se extienden sobre un desierto en la meseta tibetana, ocupando 610 kilómetros cuadrados.
Esta granja solar todavía está en construcción, y cuando se concluya tendrá capacidad para alimentar 5 millones de hogares. Sin embargo, esta mega construcción ha tenido un efecto inesperado, que está beneficiando a la población local. Hasta hace poco, esta región era un lugar sumamente árido y despoblado. Sin embargo, con la instalación de los paneles solares actuando como un techo que cubre cientos de kilómetros, la humedad comenzó a permanecer más tiempo en el suelo. Una circunstancia que favoreció el crecimiento de pasto y arbustos.
No deja de ser una especie de milagro, pues generalmente este tipo de megaproyectos van acompañados de una serie de impactos negativos en el medio ambiente. En este caso no ha sido así: los paneles han actuado como una protección contra la evaporación, y esto a su vez propició el surgimiento de vegetación.
La cosa no queda allí. Para evitar que el pasto y los arbustos pudieran entorpecer o reducir la eficiencia de los paneles solares, los encargados del proyecto permiten que 600 ovejas pastoreen bajo esta estructura. De esa forma, mantienen limpia la zona, y a la vez los animales prosperan.
Una asociación “win win”, y no es chino
Para los funcionarios locales, se trata de una relación donde todos ganan: los pastores tienen nuevas zonas de pastoreo para sus ovejas y más alimento durante el año, y el parque solar no tiene que invertir para mantener limpia la zona bajo los paneles. Hay otros efectos ecológicos causados por esta enorme extensión de paneles solares, pues la misma actúa como una barrera contra el viento del desierto, lo que contribuye a generar microclimas.
Otro factor que influyó en los cambios en esta región también tiene que ver con el viento del desierto, que cubre de polvo los paneles solares y disminuye así su rendimiento. Los paneles deben ser lavados regularmente para retirar el polvo, con agua procedente de una presa cercana. El agua utilizada en el mantenimiento contribuye con el crecimiento de plantas y arbustos, así que es aprovechada doblemente; y la presencia de vegetación evita que el agua utilizada erosione o socave el terreno.
China a la vanguardia en energías alternativas
En 2024 ya en China se encontraba el 70% de las instalaciones de energía eólica y el 61% de las instalaciones de energía solar. Por otra parte, en lo que va de 2025 agregó 212 GW de energía solar, lo que supera toda la energía solar que actualmente produce Estados Unidos.
