Cuando escuchamos hablar de yacimientos paleontológicos y de fósiles de dinosaurios, enseguida pensamos en la Patagonia argentina, en regiones de Montana o Colorado en Estados Unidos, o en lugares como Zhucheng, en China. Es allí donde se han hecho grandes descubrimientos y que regularmente aportan nuevos descubrimientos en este campo.
Lo que muchos todavía desconocen es que en España también existen yacimientos importantes donde se han ido encontrando restos de estos seres que siguen alimentando la imaginación de los seres humanos. Sobre todo en comunidades como Aragón, Asturias, Cataluña, La Rioja, Castilla y León y, recientemente, Castilla-La Mancha.
Cuatro huevos de dinosaurios hallados en Guadalajara
En el Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha, en Cuenca, actualmente se encuentran en exhibición cuatro huevos de dinosaurios que fueron encontrados en un yacimiento que se encuentra en esta comunidad: el yacimiento cretácico de Poyos, en Guadalajara. Los huevos tienen una antigüedad de 72 millones de años y podemos observarlos en una vitrina en la primera planta del museo. Realmente no dejan de causar sorpresa, por sus dimensiones, por su tono rojizo y por dar la sensación de que todavía podrían albergar vida, aunque naturalmente no es así.
Estos huevos fueron encontrados en Poyos por los paleontólogos Francisco Ortega y Fernando Sanguino, gracias en gran medida al gobierno de Castilla-La Mancha, que financió el proyecto de excavación que llevó a este descubrimiento. Al respecto, Carmen Teresa Olmedo, la viceconsejera de Cultura y Deportes, ha señalado que se trata de un “hallazgo de referencia mundial, pues la coexistencia de dos tipos distintos de huevos en un mismo nivel estratigráfico constituye un hecho extremadamente excepcional”.
Y también destacó que los resultados del trabajo de los paleontólogos “contribuyen a comprender mejor la diversidad y distribución de los dinosaurios saurópodos en la península ibérica”.
¿De qué dinosaurios son los huevos?
Son cuatro huevos de titanosaurio, uno de los últimos grandes dinosaurios que se desplazaron por el planeta, con más de veinte toneladas de peso y un cuello que podía alcanzar los 15 metros de largo. La referencia de la viceconsejera a que los huevos son distintos se explica de esta manera: los huevos recuperados en el mismo nivel de sedimentos tienen características morfológicas diferentes. Estos datos indican que especies distintas de titanosaurios convivieron y compartieron los mismos espacios para colocar sus huevos.
Los huevos fueron examinados por un equipo del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED, utilizando técnicas avanzadas de microscopía y mineralogía. Los expertos se sorprendieron al encontrar que la microestructura de las cáscaras se preservó intacta, algo excepcional, que permitirá saber un poco más sobre la reproducción de los grandes saurios.
El estado de conservación permitió diferenciar dos clases de huevos: unos de Fusioolithus baghensis, del que ya se han encontrado fósiles en España, Argentina y otros países. También una nueva especie de huevo, que fue bautizado como Litosoolithus poyosi.
El segundo es un huevo de mayor tamaño, con una cáscara delgada y otras diferencias respecto al primero. Para los paleontólogos, sigue siendo un hecho bastante curioso e interesante que ambos estuvieran juntos, siendo de dos especies distintas.
Otro detalle interesante de estos huevos es la antigüedad, 72 millones de años, relativamente bastante próximos al evento de extinción masiva que acabó con los dinosaurios, 7 millones de años después.
El yacimiento cretácico de Poyos se encuentra en la orilla occidental del embalse de Buendía, en la zona donde se encontraba el antiguo pueblo de Santa María de Poyos. En extensión abarca una franja de 10 kilómetros muy cerca de los límites que separan las provincias de Cuenca y Guadalajara, y es muy probable que en los próximos años siga aportando nuevos descubrimientos.




