Lo que parecía imposible en el mundo, Helsinki lo hizo realidad. La capital de Finlandia ha logrado que transcurrieran 12 meses sin víctimas mortales en accidentes de tráfico. Esta aspiración es como una utopía que persiguen todas las entidades de tráfico y los gobiernos. Y Helsinki lo ha conseguido. La utopía se hizo realidad. Cero muertes en accidentes de tráfico durante todo un año marcan un hito histórico.
¿Qué hizo esta capital europea para lograr estos resultados?
Este resultado no fue una casualidad. Se trata de un logro planificado que exigió coordinación de esfuerzos. Con el proyecto de Helsinki ha quedado demostrado que se puede conciliar la movilidad con la protección de la vida. El camino es la planificación apoyada en información, conocimiento de la realidad y complementariedad del sistema.
La estrategia combinó medidas estructurales propias del tráfico con otras acciones sociales y políticas. Cada institución y organismo realizó su aporte desde su ámbito de actuación. Y de esa manera y con el trabajo conjunto, en octubre de 2025 Helsinki cumplió su primer año sin muertes en el tráfico. Vemos algunas acciones que se consideran clave para estos resultados.
Transformaciones en las calles
El Ayuntamiento de Helsinki realizó modificaciones en sus calles centradas en la protección de las personas, especialmente de las más vulnerables. Se eliminaron cruces peligrosos, se ampliaron las aceras y se mejoró la iluminación. En la circulación se priorizó con énfasis el transporte público, el uso de la bicicleta y a los peatones. La meta fue lograr calma en las calles que favorezca la convivencia pacífica y haga que los conductores desistan de la velocidad.
El límite de velocidad es otro punto esencial de la estrategia de Helsinki. En la ciudad el máximo es de 30 km/h. El gran objetivo ha sido que ir muy rápido sea imposible. Sin duda es una medida muy efectiva. A esa velocidad los accidentes suelen ser menos graves.
¿Cómo es el sistema de multas de tráfico en Helsinki?
El sistema de multas es otro punto de apoyo de la nueva estrategia. La idea de base es que una multa es efectiva si “duele” al infractor que la paga. La misma multa no significa lo mismo para una persona de bajos recursos que para una en buena posición económica. En Helsinki se calcula el importe de la multa en forma personalizada, en función del salario diario del infractor.
Es un sistema que apuesta a la equidad en la seguridad vial. Todos tienen el deber de obedecer la normativa, independientemente de su situación económica. La multa personalizada según los ingresos, ha resultado efectiva para disuadir. Hay conductores que asumen sin problemas las multas fijas por el sistema tradicional. Pero esta modalidad afecta realmente sus ingresos, por lo que cuidan más su comportamiento.
El análisis de datos como fuente de información permanente
En el plan de Helsinki no hay lugar para la intuición. En lugar de reaccionar ante los accidentes, la ciudad se propone anticiparlos y evitarlos. Para ello realiza un análisis predictivo de datos históricos. En estos datos se tienen en cuenta los comportamientos de los usuarios de las calles en relación a cada centímetro cuadrado de las vías públicas. De esta manera se identifican situaciones de riesgo.
Se visualizan horarios críticos, incidencia de factores climáticos, intersecciones complicadas y toda otra condición que ponga el riesgo a las personas. En función a estos análisis se señalizan calles y se ajusta la normativa. Las autoridades intervienen con precisión en donde es necesario.
Todo este proyecto integral está inmerso en un marco de promoción de una cultura de convivencia vial en la que la seguridad vial se vuelve un valor compartido. Con campañas educativas y promoviendo la participación comunitaria se fortalece el respeto entre los diferentes usuarios de las vías públicas. Poco a poco se va generando una nueva cultura urbana.
¿Será posible imitar el modelo Hensinki para evitar muertes en el tráfico? El tiempo lo dirá.
