Para millones de personas en el mundo, las mañanas no tienen sentido hasta que se toma el primer sorbo de café, e incluso para quienes no consumen esta bebida su particular olor ejerce un encanto difícil de explicar. Estamos hablando de una de las tres bebidas más consumidas en el mundo (las otros dos son el agua y el té).
En España se consumen cerca de 14.000 millones de tazas de café al año, lo que equivale a 4,5 kg de café por persona, pero no todo el café que consumimos es de la mejor calidad. Incluso hay una variedad que se vende mucho en España y está prohibida en otros países de Europa, como es el caso del café torrefacto.
Un producto español: el café torrefacto
Esta mezcla de café fue patentada en España en 1901 por el empresario José Gómez Tejedor, y es un método para conservar el café molido por largos períodos, hasta 6 meses, mezclándolo con azúcar quemada. Se supone que con esta técnica el café conservaba su color y aroma y potenciaba el sabor, haciéndolo más intenso.
El café torrefacto era una manera de lidiar con la escasez de este producto y de hacerlo más económico. Por estas razones, su uso se popularizó en España y en varios países de América Latina, donde se sigue comercializando y se le denomina café torrado.
El método consiste en elaborar una mezcla con 80% de café y 20% de azúcar quemada. El grano de café es tostado con el azúcar, que forma una capa brillante, y esto hace que el café tenga un sabor muy intenso, aunque menos aroma.
¿Por qué está prohibido en otros países de Europa?
Aunque se trata de una variedad de café que gusta mucho en España, sobre todo para consumirlo con leche, son muchos los amantes de esta bebida que consideran el café torrefacto una abominación, por la manera como altera el sabor y por la falta de aroma.
Pero estos no son los motivos por los que esta clase de bebida está prohibida en Europa, sino por la acrilamida, un compuesto químico que surge en algunos alimentos sometidos a altas temperaturas, y que en este caso aparece cuando el grano de café se tuesta con azúcar.
Se ha comprobado que esta sustancia puede provocar la aparición de diferentes tipos de cáncer, generar tumores, afectar los músculos y hasta producir mutaciones y alteraciones en el sistema nervioso.
Esta sustancia no solo está presente en el café torrefacto, también en muchos alimentos a los que se aplican temperaturas superiores a los 120°C, y que son muy ricos en almidón, como las patatas, los cereales y el pan, entre otros.
Otras consideraciones en torno al café torrefacto
Los que critican esta bebida también sugieren dejar de consumirla porque consideran que la técnica se utiliza sobre todo en café de baja calidad, y porque al quemarse modifica el sabor y destruye el aroma.
Es cierto que es más económico que el café puro, pero también que estamos pagando una buena proporción de azúcar como si fuera café.
Con todo ello, son muchos los españoles que gustan del sabor y color intensos del café torrefacto, a pesar de los posibles daños a la salud que puede causar. También son cada vez más los consumidores españoles que prestan mayor atención a las etiquetas, para saber si el café que están tomando es puro o torrefacto.
Para saber si un café es puro o torrefacto, solo hay que prestar atención a las etiquetas y leer con más atención si hay indicación de que se trata de mezclas. Y en los cafés, una manera de saber si el café que nos están sirviendo es torrefacto es ver cómo tiñe la leche: el color del torrefacto es más intenso que el del café normal.
