Es una raíz asociada con la comida asiática, sobre todo de la India y China, y con la elaboración de panes, caramelos e infusiones con propiedades medicinales. Estas raíces, como el caso del jengibre, forman parte de la sabiduría popular, que le atribuye virtudes curativas y de alivio cuando se trata de resfriados y problemas con la garganta.
El jengibre es una planta que pertenece a la familia de las zingiberáceas, a la que también pertenecen el cardamomo y la cúrcuma. Esta raíz era utilizada por indios y chinos desde hace 5.000 años, y ya hace 2.000 se conocía en la cuenca del Mediterráneo y era cultivada por griegos y romanos.
Una raíz medicinal conocida desde la Antigüedad
El jengibre ya era utilizado como planta curativa en sistemas medicinales como el ayurveda, en la India, hace poco más de 2.000 años, pero es probable que sus propiedades y beneficios se conocieran desde mucho antes.
Existen referencias a su uso medicinal en las antiguas Grecia y Roma, y sus propiedades también fueron reconocidas por sabios del mundo árabe, como Avicena. El valor de esta planta durante la Edad Media permitía adquirir una oveja, entre los siglos XII y XIV, con poco menos de medio kilogramo de este producto.
La raíz, que es la parte de la planta que siempre se utiliza, posee tres compuestos a los que se atribuyen propiedades curativas: el gingerol, el shogaol y la zingerona. Por otro lado, se consume retirando la corteza y utilizando el resto en rodajas finas, ralladas o en polvo, en infusiones, agregado a las comidas o como parte de aceites esenciales.
Principales beneficios del jengibre
Una de las principales propiedades que se le atribuyen, y que algunos estudios médicos confirman, es su capacidad para eliminar las náuseas y mejorar la digestión. Sobre todo en mujeres embarazadas y en personas que están sometidas a tratamientos de quimioterapia, o que han sufrido una intervención quirúrgica.
En este caso, el compuesto responsable sería el gingerol, que facilita el proceso digestivo, y ayuda a regular los procesos gastrointestinales. Respecto a las mujeres embarazadas, las investigaciones médicas han confirmado la sabiduría popular, tal y como indica un estudio de la Universidad John Hopkins:
“Incluso la Academia Americana de Obstetricia y Ginecología menciona el jengibre como un remedio no farmacéutico aceptable para las náuseas y los vómitos”.
Otros beneficios relacionados con la digestión tienen que ver con su capacidad para evitar el vómito provocado por fármacos, o por el uso de algunos tipos de anestesias en procedimientos quirúrgicos. Y además se le adjudican propiedades antiflatulentas y contra el estreñimiento; y puede aliviar algunos de los síntomas más desagradables del síndrome del intestino irritable.
Esta raíz también incide de forma favorable en el sistema cardiovascular, gracias a sus compuestos antioxidantes, que ayudan a prevenir enfermedades cardiacas, a controlar el colesterol y a mejorar la circulación. Estos compuestos sirven para controlar los radicales libres, que pueden dañar las células y acelerar el envejecimiento.
También se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, y tal vez algunos de los 400 compuestos que se han identificado en esta raíz tengan esa capacidad, pero todavía faltan estudios para confirmarlo.
El jengibre ha sido usado tradicionalmente como parte de tratamiento de enfermedades respiratorias y relacionadas con la garganta, como asma, gripe, catarro, amigdalitis, ronquera, tos, etc.
Se cree también que tiene propiedades analgésicas y puede aliviar los dolores de muelas aplicándolo directamente. Asimismo, se utiliza como cataplasma para controlar fuertes dolores de cabeza y molestias causadas por la menstruación.
Por último, pero no menos importante, se dice que tiene propiedades antibacterianas y era considerado un afrodisiaco desde los tiempos de Avicena (siglo XI).
