Ya en la Antigüedad, las pirámides de Guiza eran consideradas unas de las grandes maravillas arquitectónicas, admiradas por egipcios y otros pueblos, como griegos y romanos, y ya entonces eran “antiguas”, pues fueron construidas entre el 2550 y el 2490 a.C., hace más de 4.000 años.
Son estructuras extraordinarias, llevadas adelante por una cultura que continuó mejorando sus técnicas de construcción, y que sin embargo dejó de hacer pirámides como las que se levantan en Guiza, de forma más o menos brusca y hasta cierto punto inexplicable. Aunque la respuesta a este enigma podría estar en el cielo.
La respuesta está en el cielo
Las grandes pirámides de Guiza se levantaron durante la IV Dinastía, que controló y administró Egipto entre el 2613 y el 2494 a.C. Faraones como Snefru, Keops, Kefren y Micerinos erigieron estas construcciones imponentes no solo como tumbas, sino también como monumentos que exaltaban o proclamaban el vínculo de los egipcios con su principal divinidad: Ra, el Sol.
Es en esta dirección que apunta un astrofísico italiano, Giulio Magli, para explicar por qué los egipcios dejaron de construir pirámides. Este físico del Politécnico de Milán cree que un eclipse total de sol, ocurrido el 1 de abril de 2471 a.C., que se pudo presenciar en todo Egipto, quizás influyó en la decisión de abandonar la construcción de grandes pirámides.
Los antiguos egipcios prestaban muchísima atención a los fenómenos celestes y a todo lo que ocurría en el cielo, y no solo por motivos religiosos. La aparición y desaparición de estrellas les proporcionaba información sumamente útil para la agricultura y para pronosticar las crecidas del Nilo, de las que dependía la vida y prosperidad de este pueblo.
Ra, el Sol, era la principal divinidad, y además estaba conectada con el poder real, por lo que un debilitamiento del sol, como puede ser su oscurecimiento en pleno día, puede haber sido tremendamente desestabilizador. Y de esta formahaber propiciado cambios en una sociedad tan religiosa como la egipcia.
Uno de estos cambios fue precisamente el abandono de grandes construcciones funerarias, como las pirámides, para hacer mayor énfasis en la construcción de templos dedicados a la divinidad solar, y a sus sacerdotes. De hecho, el último faraón de la IV Dinastía, Shepseskaf, eligió como lugar de descanso eterno una mastaba, un modelo de tumba más modesto, y en otro lugar, Saqqara.
Otras razones por las que los antiguos egipcios dejaron de construir pirámides
Aunque el eclipse mencionado por el astrofísico Giulio Magli pudo haber actuado como un detonante, es probable que otras razones también hayan pesado en la decisión de abandonar la construcción de grandes pirámides. Aunque en el antiguo Egipto también hay que señalar que estas continuaron haciéndose.
Es así, se siguieron construyendo pirámides pero de menores dimensiones y con materiales que no resistieron el paso del tiempo de la misma manera que los grandes bloques utilizados en pirámides como la de Keops.
Curiosamente, una de las razones por las que estas pirámides no sobrevivieron fue el desarrollo de mejores técnicas de construcción, que hicieron que las edificaciones con piedra caliza tuvieran menos huecos. Esto a largo plazo las hacía más vulnerables a los daños producidos por las grandes variaciones de temperatura. Estas variaciones térmicas resquebrajaban las piedras y hacían que las construcciones se mantuvieran en pie menos tiempo.
Otro factor que llevó al abandono de las pirámides fue la decisión de hacer las tumbas reales menos visibles, para evitar a los saqueadores, tan antiguos como las pirámides mismas, y significó hacerlas en lugares apartados, excavadas en la piedra, como las que actualmente podemos visitar en el Valle de los Reyes.
