Una ambulancia a toda velocidad, en cualquier parte del mundo, siempre se entiende de la misma manera: está tratando de salvar una vida, yendo adonde se encuentra el paciente o la víctima, o regresando a toda velocidad para llevarlo al centro de salud más cercano. Y todo ello mientras hacen lo necesario para mantener a la persona con vida.
Y no es raro que tras una ambulancia vayan uno o más coches casi a la misma velocidad: uno con parientes y el otro podría ser una patrulla de agentes de tráfico. En la práctica, si la ambulancia va a toda velocidad sin las luces encendidas y sin tocar la sirena, y el que toca la alarma y lleva las luces encendidas es el coche de la policía, es muy probable que estemos en presencia de una persecución.
Sucedió en Navarra: la ambulancia rápida y furiosa
Y si estábamos en el kilómetro 4 de la N-121-C, cerca de Tudela, en Navarra, fuimos testigos de unos raros casos en los que la policía se ve obligada a perseguir a una ambulancia por ir a exceso de velocidad sin ninguna razón que la obligase a hacerlo.
Un coche encubierto de la Policía Foral se desplazaba por la carretera que une Tudela y Tarazona, cuando vio que una especie de furgoneta se aproximaba a gran velocidad, le lanzaba ráfagas de luz y los adelantaba con una velocidad muy por encima del límite.
Los agentes identificaron el vehículo como una ambulancia, pero dicho vehículo no tenía las luces encendidas, con las que podría estar indicando que llevaba un herido grave o iba a atender una emergencia, y en consecuencia procedieron a perseguir el vehículo.
La Policía Foral logró interceptar la ambulancia y la obligó a detenerse a un lado de la carretera; allí procedieron a interrogar al conductor, que reconoció que no estaba atendiendo una emergencia, y fue entonces cuando le hicieron tomar el test de alcoholemia y la prueba de drogas.
El hombre dio positivo en THC (marihuana), y en cocaína, y al revisar el vehículo se encontraron ambos productos, lo que agravó aún más la situación del conductor.
Las sanciones
Un resumen del caso: una ambulancia que no estaba en servicio deslumbra en un sentido negativo a una patrulla oculta y la adelanta, mediante una maniobra peligrosa, a 130 km/h, es decir, 40 km por encima del límite permitido en carreteras.
La ambulancia es perseguida e interceptada, y al ser sometido a pruebas de drogas y alcohol, el conductor da positivo en marihuana y cocaína, drogas que además están presentes en el vehículo.
Como resultado, la Policía Foral denuncia al conductor y además se le imponen varias multas que llegan a los 2.000 euros. El delincuente, no podemos llamarlo de otra manera, también puede enfrentar cargos penales si se demuestra que puso en peligro la vida de terceros.
Además de las multas por conducir de forma irresponsable, superar ampliamente el límite de velocidad y estar bajo el efecto de drogas, el conductor perderá puntos en el carnet y hasta es posible que este le sea retirado de forma permanente. Es probable que no vuelva a trabajar como conductor profesional, mucho menos en el sector sanitario, e incluso que afronte cargos penales.
Las ambulancias, incluso cuando están operando en situaciones de emergencia, e infringiendo algunas normas de tránsito, deben desplazarse siempre de forma segura. Y lo deben hacer sin poner en riesgo a los que van en ella ni a los que se encuentran en otros vehículos cercanos.
En este caso, haber utilizado un vehículo de emergencia para violar la ley, debería considerarse como un agravante, y verse reflejado en las sanciones que se impongan al conductor.
