En la mayor parte de España las temperaturas tienden a favorecer la duración de los alimentos, a que se mantengan en buen estado durante más tiempo, incluso si se mantienen fuera de la nevera. La excepción sucede durante el verano, y durante las semanas que le anteceden y le siguen, cuando las altas temperaturas continúan.
En este período, que puede ser de unos cuatro meses al año, hay que tener particular cuidado con alimentos muy sensibles a los cambios de temperatura y a las altas temperaturas en general, y que a veces dejan de ser confiables, aunque estén en la nevera o el congelador.
Carnes, pescados y mariscos
En general, los productos de origen animal como carnes, huevos y lácteos deben conservarse en ambientes refrigerados como la nevera y el congelador, aunque de estos los más sensibles son las carnes, pescados y mariscos. Estos productos con temperaturas por encima de los 4°C pueden propiciar la aparición de bacterias como la salmonela o el anisakis, que a su vez pueden causar intoxicaciones y enfermedades graves.
Deben mantenerse en el congelador y consumirse una vez que se hayan descongelado en el menor tiempo posible. La recomendación durante el verano es evitar dejarlos fuera de la nevera más de 30 minutos sin cocinar o sin guardarlos de nuevo.
En cuanto a los platos preparados con carnes, pescados o mariscos, y embutidos frescos como salchichas, jamón y otros productos, deben mantenerse correctamente refrigerados y no dejar pasar mucho tiempo antes de consumirlos. Y hay que prestar especial atención a su olor y aspecto si tienen varios días en la nevera.
Productos lácteos, salsas y huevos
Hay que poner atención a la fecha en que se recomienda consumir los huevos, aunque si están bien refrigerados pueden conservarse en buenas condiciones durante semanas. No es recomendable mantenerlos fuera de la nevera durante el verano. Tampoco deben estar sin refrigeración productos que tengan huevo entre sus ingredientes, como la mayonesa.
Los lácteos son productos particularmente sensibles a las altas temperaturas y, con excepción de algunos quesos madurados, deben conservarse refrigerados todo el año. Hay que prestar atención especial a los productos que entran y salen continuamente de la nevera, como la leche, la mantequilla y el yogur. En cuanto a las salsas preparadas, aunque sean solo con vegetales, si no se van a consumir de inmediato es preferible congelarlas. A continuación, una vez descongeladas no volver a ponerlas en la nevera, a menos que vayan a ser consumidas en poco tiempo.
Frutas y verduras
Consumir frutas y verduras frescas en verano es muy importante, ya que contribuyen a mantenernos hidratados y ayudan a reponer los minerales que perdemos a causa del calor.
Aunque algunas frutas y verduras se mantienen bien en temperatura ambiente, siempre y cuando estén en un lugar seco y fresco. Sin embargo, hay otras que deben mantenerse refrigeradas durante el verano, como fresas y frutos rojos, manzanas y peras, tomates, pimientos, berenjenas, hierbas y hortalizas de hoja, etc.
Las ensaladas preparadas, y en general, las sobras de comidas deben colocarse en envases herméticos y mantenerse refrigerados. No deben dejarse mucho tiempo fuera enfriándose, sino guardarse de inmediato en la nevera; y preferiblemente consumirse en las siguientes 48 horas.
Algunas recomendaciones para nuestros alimentos
Si regresamos de las vacaciones y estuvimos más de una semana fuera, lo más recomendable es deshacerse de las sobras de alimentos que hayamos dejado en tuppers, de la leche y el jugo que quedaron abiertos y de los vegetales que no tengan buen aspecto.
Antes de consumir los alimentos preparados que tengan más de un día en la nevera es recomendable observarlos bien y olerlos para asegurarse de que están en buen estado. Junto a ello, hay que recordar que los únicos productos que se pueden consumir de forma segura, pasada la fecha sugerida para su consumo, son los huevos, y aun así hay que cocinarlos bien.