Aunque muchos equipos de aire acondicionado están diseñados para funcionar tanto en invierno como en verano, tienen una mejor relación con las temperaturas cálidas que con el frío extremo, que puede llegar a causar daños en este equipo.
Es por eso que muchas personas prefieren utilizar otras alternativas para calentarse y dejar el equipo de aire acondicionado solo para combatir el calor. Sin embargo, incluso sin utilizarse este equipo puede estar expuesto a distintos peligros durante el invierno.
El peligro de congelación
Tal y como señalamos al principio, una gran variedad de aires acondicionados sirve para enfriar el aire en verano y para calentarlo en invierno.
Pueden llevar a cabo esta doble función gracias a la circulación del refrigerante y a la dinámica que se produce entre las distintas temperaturas de los espacios internos y externos, y el calor que se genera dentro del equipo.
Pero esta interacción ya no es posible, o ya no es tan eficiente, cuando las temperaturas caen por debajo de 0°C. Por ello en estos casos existe un verdadero peligro de que el equipo se congele, se dañen algunas piezas importantes y haya que llamar al servicio técnico.
Cuando el frío es extremo, se comienza a formar hielo en el interior del equipo, llegando a un punto en el que se pueden dañar o paralizar las aspas del ventilador. Algunos aparatos tienen una función de descongelamiento automático, pero no todos cuentan con este sistema.
Cómo proteger el aire acondicionado
La protección y el uso adecuado del aire acondicionado durante el invierno puede hacer que nuestro equipo dure más, y una pequeña inversión puede ahorrarnos gastos de asistencia técnica y reparación.
Estas son algunas de las cosas que podemos hacer para proteger el aire acondicionado de la congelación, la nieve y el frío extremo:
- Si el equipo no se va a utilizar durante el invierno, vale la pena protegerlo con una funda o cubierta, que evitará la entrada de agua y nieve y evitará la oxidación.
- Si el equipo está bien instalado, tendrá menos problemas durante el invierno. El equipo exterior debe estar separado de la pared entre 20 y 25 cm, para garantizar una buena circulación de aire y que no se forme escarcha o hielo entre la pared y el equipo.
- Conviene también protegerlo colocando un toldo o un pequeño techo, para que la lluvia y la nieve no le caigan directamente y puedan penetrar en el interior del equipo, causando daños en los componentes.
- Es importante mantener el equipo limpio y en buenas condiciones, y asegurarse de que las rejillas de ventilación estén despejadas.
- Hay que evitar la acumulación de nieve. Si vivimos en una zona donde nieva en invierno, es importante despejar el equipo después de cada nevada, y utilizar la función de descongelamiento automático, si la tiene, antes de usarlo.
- A la hora de instalar el equipo, si vivimos en una región donde puede acumularse mucha nieve, conviene colocarlo lo más lejos posible del suelo, y despejar la nieve que se acumule abajo regularmente.
- Tampoco hay que olvidar las tuberías que van con la instalación del aire acondicionado. Estas deben protegerse y aislarse con materiales como fibra de vidrio, espuma de poliestireno o EPDM.
- No exageremos con la temperatura. En ciertas partes de España los inviernos no son tan fuertes (algunas recomendaciones anteriores son sobre todo para inviernos nórdicos), por lo que podemos graduar la temperatura del equipo para que se mantenga entre 20°C y 24°C.
- Si donde vivimos los inviernos son suaves, podemos utilizar un equipo de aire acondicionado estándar, y aprovechar la modalidad de bajo consumo.
